Viktor Orbán, el 'Trump' húngaro que fue futbolista
El primer ministro de la nación europea, reelegido para un tercer mandato consecutivo el pasado domingo, jugó semiprofesionalmente para el Félcsut FC.
Viktor Orbán, defensor de un concepto acuñado por él mismo, la "democracia no liberal", fue elegido, con el 48% de votos, como primer ministro de Hungría en los comicios del domingo 9 abril por tercera ocasión consecutiva y cuatra en su dilatada carrera política. Orbán, otrora líder estudiantil anti-comunista durante el resquebrajamiento de la Cortina de Hierro, abandera una corriente proteccionista, con trazos de ultradereha, salpicada de xenofobia, definida por el nacionalismo y la defensa a ultranza de los 'valores cristianos'. Su discurso anti-inmigrante (a quienes califica de "invasores") ha calado en una sociedad desprovista de extranjeros (el 1.5% de la población no nació en suelo húngaro, según un censo de 2017, y el país no ha recibido un solo refugiado sirio desde que la crisis estalló en 2015), razón por la que ha sido tildado como el 'Donald Trump' de Europa del Este. Orbán, el hombre que ha redefinido a la Hungría post-soviética, también fue jugador de fútbol y su gestión está marcada, además, por un proyecto integral de desarrollo de talentos que, incluso, tuvo presencia en la Primera División del país.
Nacido en Székesfehérvár en 1963, Orbán destacó a temprana edad, cuentan las crónicas de su victoria electoral, por su destreza con el balón en los pies. Estudió en Budapest, en la Eötvös Loránd University, trabajó para el Ministerio de Agricultura de la Hungría soviética y, en 1989, recibió una beca de la Fundación de George Soros, magnate estadounidense históricamente ligado al Partido Demócrata, para estudiar ciencia política en Oxford. Regresó rebosante en ideas liberales, contagiadas durante su servicio militar de dos años en el que se volvió un incrédulo de la filosofía comunista, de la que se volvió fiero opositor. Durante el periplo, compaginó sus estudios y su meteórico ascenso político con los 'tachones' calzados, salpicados con el barro de los campos llaneros de Félcsut, el pequeño pueblo de 1,500 habitantes en el que vivió su infancia y los primeros pasos de su adolescencia. Ariete del equipo por casi 20 años, jamás logró destacar lo suficiente como para pensarse en abandonar los despachos por el césped. El desmarque al espacio lo encontró en las esferas políticas magiares.