Zidane: mano dura con 'mano floja' desde que llegó al Madrid
Zidane se ha revelado como un técnico capaz de manejar el vestuario con una sonrisa sin perder autoridad con decisiones valientes. La última, la tomó en París.
una vez más, a Zidane no le tembló la mano para sentar a jugadores de los denominados intocables para utilizar a quienes se han ganado su puesto con base en buenas actuaciones. Tal fue el caso de Gareth Bale, quien no fue parte del 11 titular por su baja de juego. Sorprendió con Marco Asensio y Lucas Vázquez y al final le terminó resultando.
Zidane arriesgó en París y ganó. El plan diseñado por el entrenador francés, con Lucas Vázquez y Asensio en las bandas, desactivó al PSG y reforzó su figura. Estigmatizado con el calificativo de ‘alineador’ a pesar de haber ganado ocho títulos de diez entre los que destacan dos Champions seguidas, el técnico blanco venció a Emery en la pizarra y volvió a acertar en la toma de decisiones. Fue valiente, coherente, y no politiqueó con la alineación. Dejó en el banquillo por cautela a Modric y Kroos, con sólo dos entrenamientos con el grupo tras superar sus lesiones, a Isco y a Bale y apostó por Kovacic, Lucas Vázquez y Asensio, estos dos últimos en el mejor momento de su temporada. Zidane explicó su decisión: “¿Asensio y Lucas? Era importante tener dos líneas de cuatro para defender bien a sus jugadores de fuera, incluido los laterales. Lucas y Marco están en un buen momento”. La apuesta resultó. El Madrid fue un equipo solidario: Lucas ayudó incansablemente a Carvajal y Asensio trabajó en la izquierda, lo que le permitió a Casemiro liberarse para ejercer su oficio de ‘escoba’ con exclusiva dedicación.
Zidane volvió a demostrar valentía. Y no es la primera vez que exhibe esa personalidad a la hora de tomar decisiones. En ocasiones, esa determinación supuso un tiro en el pie, como sucedió en el Clásico cuando alineó a Kovacic (en el lugar de un Isco en plenitud) para ser la sombra de Messi y el plan explotó por los aires ocasionando una derrota dolorosa (“Sé que me van a dar hostias”, asumió el francés al acabar el encuentro). Pero en muchas otras, su jugada fue ganadora.
La Champions pasada fue un ejemplo de cómo ha evolucionado Zizou como técnico. El francés demostró capacidad para agitar los encuentros con los cambios. Lo hizo ante el Sporting de Portugal (a 27 minutos del final, con 0-1 en contra, tiró de Lucas Vázquez y Morata para sustituir a Bale y Benzema y diez minutos después llamó a filas a James: el Madrid se creció a lomos de los tres y remontó), contra el Bayern en el Bernabéu (con los alemanes forzando la prórroga dio entrada a Asensio y a Lucas Vázquez y eso sirvió para contener al Bayern, dar la vuelta al marcador y pasar a semifinales) y frente al Atlético, ante el que se empezó a doctorarse con una lección a Simeone… Este año, la eliminatoria contra el PSG le ha servido para reivindicarse.
Pero su valentía no sólo ha tenido que ver con sus decisiones sobre la táctica del equipo. Desde que llegó al banquillo, Zizou ha demostrado ‘no casarse con nadie’ (excepto con Benzema, al que defiende a capa y espada a pesar de su bajo rendimiento). A Zidane no le tembló el pulso para sentar a James Rodríguez, al que Florentino Pérez fichó en el verano de 2014 por 80 millones de euros, en busca del equilibrio del equipo. Ese equilibrio lo encontró con Casemiro. Zidane no cedió a presiones y una vez que encontró su once tipo tras una derrota ante el Atlético 0-1, con el brasileño en el dique, no le pesó el precio del colombiano. Casemiro se convirtió en indiscutible y James ha acabado cedido en el Bayern… Le ha costado más sentar a Bale (101 millones de fichaje), pero sus recurrentes lesiones le han servido de coartada para su suplencia a cambio de armar el equipo en el medio con cuatro centrocampistas. El galés y su estatus ha comprometido a todos sus entrenadores en el Madrid. Ancelotti desveló presiones tras sentarle, Benítez accedió a sus deseos y le ubicó en la mediapunta y ha puesto en aprietos a Zidane. Hasta ahora...
Otro de los grandes logros de Zidane fue convencer la temporada pasada a Cristiano Ronaldo, que el pasado mes de febrero cumplió 33 años, de que no es necesario que juegue todos los minutos de todos los partidos posibles. De que lo clave es dosificar esfuerzos para estar bien físicamente al final de campaña, tramo donde el portugués ha llegado ‘tocado’ los últimos años. El jugador aceptó el plan de Zizou, y los resultados acabaron por darle la razón. Fue pilar de la Duodécima al apartar en cuartos al Bayern con cinco goles en la eliminatoria, tres al Atlético en semifinales y dos en la final contra la Juventus.
Uno de sus últimos golpes de autoridad fue su decisión irrevocable de no fichar a Kepa Arrizabalaga en enero a pesar de que el club lo tenía hecho. Respaldó en público y en privado a Keylor Navas. “Es mi portero”, llegó a decir en la planta noble, y el tico está respondiendo a esta defensa con actuaciones salvadoras.
"Con esta mano floja he ganado tres Champions", se defendía Ancelotti cuando se le acusaba de ser blando con los jugadores. Zidane se ha revelado como un técnico calmado (capea cualquier temporal con mesura y sonrisas), optimista (“Esto va a salir bien”, dijo en su presentación), buen gestor de vestuario, pero, como gran entrenador, con personalidad a la hora de tomar decisiones. Una mano dura con mano floja que le ha llevado a ganar ocho títulos de diez posibles con el Real Madrid.
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