¿Qué fue de Romario? El mito carioca que goleó en Barcelona
El exdelantero brasileño está considerado uno de los mejores jugadores de la historia. El Baixinho indica que pelearía el Balón de Oro a Messi y Cristiano. PSG pretende a hijo de Ronaldinho
Si algo define a los delanteros centros son sus goles, y no hay ninguno que lo haga mejor en el caso de Romario que aquel conseguido con el Barcelona contra el Real Madrid el 8 de enero de 1994. En un regalo de Reyes atrasado para los aficionados blaugaranas, el equipo dirigido entonces por Johan Cruyff goleó al máximo rival en el Clásico por 5-0 con un hat-trick histórico del delantero brasileño donde el primero de ellos se produjo tras recibir de espaldas un pase de Guardiola, girar sobre su bajísimo eje de gravedad en una cola de vaca donde rompió la cintura a Rafa Alkorta (que tuvo que hacer un gran esfuerzo para que la expresión no se volviese literal) y definió ante Buyo con sutileza. Y es que Romario concentraba potencia, fuerza, regate, velocidad y una asombrosa definición en un cuerpo de solo 1,67 metros de altura. El Baixinho, como era conocido, afirmó en 2007 haber superado los 1.000 goles oficiales en su carrera según sus cálculos personales (Messi y Cristiano no han alcanzado los 700), en donde la cifra también incluye como mínimo 77 goles marcados en las categorías juveniles y 21 en partidos amistosos y de homenaje. Y es que la fanfarronería también definiría a un Romario que indicaba en una entrevista que Pelé, Diego Armando Maradona y él eran los tres mejores jugadores de la historia del fútbol, dejando por detrás a Ronaldo, Zidane y Zico, aunque ya señalaba en 2010 que Messi estaba en camino de entrar en la lista. También destacó en su vida amorosa, donde llegó a confesar que había tenido sexo con una novia suya en el vestuario de Maracaná. Actualmente se dedica a la política en Río de Janeiro y nunca se ha desligado completamente del fútbol.
Romário de Souza Fari (Río de Janeiro, 29 de enero de 1966) gobernó las áreas durante años donde se convirtió en un punta mortífero tanto con sus clubes como en una selección brasileña en la que conquistó el Mundial de 1994, año en el que había llegado hasta la final de la Champions con el Barcelona y había levantado el título de Liga siendo el Pichichi. El Baixinho debutó con el primer equipo del Vasco de Gama en 1985, cuando ya había superado la mayoría de edad. Tras anotar 11 goles en sus primeros 28 partidos, sus cifras crecerían hasta los 29 tantos en 48 partidos en su segunda temporada para finalizar como máximo goleador del torneo. Este galardón lo revalidaría el curso siguiente con 24 goles en 41 partidos antes de anotar 16 tantos en 24 duelos en 1988, para dar el salto a Europa firmado por el PSV holandés en un proceso similar al que viviría Ronaldo seis años después. Cinco temporadas pasaría en el club de Eindhoven antes de firmar con el Barcelona. Allí ganó tres ligas y anotó 98 goles en 106 partidos en la Eredivisie (un gol cada 88 minutos). Teniendo en cuenta todas las competiciones, marcó 26, 31, 30, 10 y 32 goles en su periodo en el PSV, concentrando los focos de los grandes equipos del continente europeo. Ese último curso le sirvió para firmar por el Barcelona del Dream Team por 12 millones de euros.
En su primera temporada como blaugrana, la 1993/94, se pudo ver al mejor Romario. Hizo 32 goles en 47 partidos y 30 de ellos en 33 duelos de Liga, logrando cinco hat-tricks donde uno de ellos fue contra el Real Madrid, dos contra el Atlético (aunque en uno de ellos los rojiblancos remontaron el 0-3 inicial para imponerse por 4-3), otra en su primer partido oficial con el Barça ante la Real Sociedad y también en la goleada por 8-1 frente a Osasuna. Dejó tantos inolvidables y una habilidad pasmosa para superar a los porteros destacando en las vaselinas que con sutileza acababan entrando en la meta rival tras rebasar al guardameta. Esa fantástica temporada en su club no pudo cerrarse con la Champions después de que el Milán de Capello se impusiese por 4-0 en la final de Atenas. El Barcelona alineó a Zubizarreta, Koeman, Nadal, Sergi, Ferrer, Amor, Bakero, Guardiola, Stoichkov, Txiki Begiristáin y Romario, pero no tuvo nada que hacer ante los Maldini, Panucci, Tassotti, Desailly, Albertini, Donadoni, Boban o Massaro entre otros. Tras la dura derrota en la final, Romario encabezó a Brasil en el Mundial de Estados Unidos 1994 formando delantera con Bebeto (y Ronaldo en el banquillo). El Baixinho marcó en cinco de los siete partidos en los que participó en el torneo y fue uno de los anotadores en la tanda de penalti de la final contra Italia (victoria 3-2 tras el 0-0 en los 120 minutos). Romario marcó a Rusia, Camerún y Suecia en fase de grupos, no vio puerta en octavos contra los anfitriones pero asistió a Bebeto en el único tanto del partido para volver a marcar en cuartos de final contra Holanda y en semifinales frente a Suecia (1-0). Finalizó el torneo obteniendo el Balón de Oro como mejor jugador del Mundial.
Romario celebró el título por todo lo alto en una constante fiesta que se propasó hasta regresar al club con más de 20 días de retraso, ya que el jugador consideraba que se había ganado más vacaciones de las proporcionadas por parte de Cruyff, algo que despertó la ira del entrenador. Muy famosa fue una anécdota que había sucedido anteriormente cuando el brasileño también pensaba que no era justo que tuviese los mismos días libres que sus compañeros europeos. "Llamé al míster para decirle que no estaba bien, todos los demás llegaban a sus casas en tres o cuatro horas, y a mí me tomaba día y medio en ir y regresar, cuatro días no serían suficientes". Por este motivo, Cruyff acordó con Romario que si marcaba dos goles en el siguiente partido podría tener dos días más de descanso para poder ir a Brasil al carnaval de Río de Janeiro. El carioca logró el reto en la primera mitad y se dirigió a la banda para pedir el cambio alegando que “mi avión sale en una hora”. Finalmente fue sustituido, pero en esa ocasión también regresó a la Ciudad Condal con retraso, ya que “el míster me dio permiso para irme de vacaciones a Brasil, pero no me dijo cuándo debía volver…"
El malestar por su indisciplina provocó que el Barcelona prescindiese de sus servicios en enero de 1995 a mitad de temporada, donde había hecho 7 tantos en 18 partidos. Regresó a Brasil, al Flamengo, para marcar 68 goles en 79 partidos. Su gran nivel llevó a Romario de nuevo a España, en esta ocasión al Valencia. Hace cuatro goles en cinco partidos, pero choca con el férreo carácter de Luis Aragonés. Inolvidable fue la charla entre el brasileño y el Sabio de Hortaleza donde el entrenador se encaraba con su delantero bajo la premisa “míreme a la carita”. Finalmente regresó al Flamengo otro año (35 goles en 36 partidos) para volver de nuevo al equipo che como cedido de la mano de Jorge Valdano, que declaraba en ‘Magazine' que el ariete brasileño tenía una cláusula en su contrato que le permitía "salir de noche hasta la hora que se le antojara", aunque el jugador tranquilizaba al técnico argentino bajo la premisa "míster, no se preocupe, que yo tomo agua". Romario marcó sólo dos goles en siete partidos, sufriendo una lesión y viendo como la llegada de Ranieri al banquillo le dejaba sin hueco, para acabar regresando de nuevo al Flamengo. Antes, ganaría la Copa Confederaciones con la selección brasileña anotando seis goles en cuatro partidos. Ese año había ganado también la Copa América, su segunda tras la de 1989. 81 tantos en 94 partidos precedieron a su salida al Vasco de Gama en el año 2000, donde alternaba las fiestas con una superioridad aplastante ante las defensas rivales. Allí logró 65 goles en los 71 encuentros de la temporada de su regreso y ganó la liga brasileña. La siguiente fueron 40 en 39 partidos. En su último curso en el Vasco de Gama volvió a promediar más de un gol por partido (26 en 25). En 2002, con 36 años, firma con el Fluminense, su tercer equipo brasileño, para marcar 34 goles en 51 partidos. Gozaría de un breve periodo de 100 días en el Al-Sadd catarí y firmaría en 2005 de nuevo con el Vasco de Gama, demostrando que no había perdido gol al lograr 30 goles en 43 partidos (de nuevo máximo goleador del campeonato) a punto de cumplir los 40 años. El 15 de abril de 2008 Romario anunció su retirada del fútbol profesional con 42 años y tras pasar por el FL Strikers estadounidense y el Adelaide United australiano. Pese a esto regresaría un año después para jugar una serie de partidos con el America do Rio y colgar las botas para siempre.
Romario inició su carrera política donde en 2014 sería elegido como el senador más votado de la historia del Estado de Río de Janeiro con 4.683.572 votos. Los cuatro años anteriores había ejercido como diputado en el Congreso Nacional. Actualmente posee el despacho número 11, su mítico dorsal, como senador de Brasil. Perdió 22 kilos en su lucha con la diabetes y en una entrevista con El País señalaba el pasado mes de septiembre que pelearía el Balón de Oro con Messi y Cristiano Ronaldo porque “a pesar de todo el respeto que les tengo, les superaría en los remates y en la posición dentro del área. En esos puntos, les llevo bastante ventaja”. Y es que con un radio de acción tan concentrado en el área, lo que quizás le deje fuera del podio futbolístico brasileño de los Pelé, Ronaldo o Ronaldinho, Romario fue uno de los delanteros más míticos de los años 90 y de inicios de siglo dentro y fuera del campo.