Sainz vete ya

Se reían, sí, se reían, mucho además. “A ver qué le pasa este año a tu amigo Sainz. Es un ‘pesao’, que se retire ya, que se vaya...”. Y mientras ahí iba yo con mi mochila al hombro y la tienda de campaña en la mano camino del aeropuerto y de África o América. Y durante el vuelo pensaba, ¿qué seré yo si piensan eso del tío del que voy a escribir? Nada, claro. O peor que nada. La cosa es que después iba y aprendía, por ejemplo de Sainz. Como cuando camino de Nouakchott se quedó sin embrague a pocos kilómetros del inicio. Kris Nissen, quizá intoxicado por las palabras que vuelan alrededor de los genios, era jefe de Volkswagen, le dio las gracias por todo y ya le tenía pedido un vuelo para regresar a España. Ese día Sainz conoció el Dakar y el Dakar conoció a Sainz: acabó la etapa de madrugada a más de ocho horas. Pero terminó.

Nadie que sepa quién es Sainz tuvo dudas entonces de que ganaría el Dakar. Y es que Carlos no es el Sainz que muchos creen conocer. Es una de esas personas especial “Gracias a todos”, dijo en el final. En su primera vez, la de 2006 al terminar, la de 2010 al ganar. También ahora me dice Balseiro, magnífico contador de historias en su primer Dakar con As. En el Lago Rosa, Buenos Aires o Córdoba. La verdad es que tenían razón los colegas. Es un pesado el amigo Carlos, después de ser el primer y único español en ganar el Mundial de rallys gana ya otras dos veces una prueba tan dura como es el Dakar..a los... 55 años. Y se vuelve a ganar el respeto de todos. Otra vez. ¿Necesitan más?  Y puede hacer lo que le de la gana. Ahora yo solo espero que se vaya ya, a disfrutar de su Carlos y sus hijas, a amar a su reina... a vivir su suerte después de volver a ganar al desierto.