Echó a rodar el balón en Cornellà y se olvidaron los seriales de la semana, especialmente el del intento de fuga de Quique —que había recibido algunos silbidos cuando su nombre fue anunciado por megafonía— para dar paso al compromiso. El de los jugadores que decidieron el empate. Gerard Moreno, que fabrica ocasiones y goles cual McGyver perico, e Iñaki Williams, que ha sabido esperar con brillantes actuaciones su reencuentro con el gol.
Como quiera que se comió los turrones (y ha decidido quedarse hasta el gazpacho veraniego), empleó Quique su árbol de Navidad, el 4-3-2-1, por primera vez en Cornellà, y sin el sancionado David López, y dio entrada Ziganda a Lekue y Núñez. Como primer resultado, los 20 minutos fueron tan serios tácticamente como exento de vértigo. El que llegó acto seguido, acompañado por la picardía de Gerard en el 1-0, en que robó el balón a Rico, recortó y armó un chut inalcanzable para Herrerín, acaso mal colocado.
Aún lejos de Europa
Venía aprovechando bien las bandas el Espanyol (y más que lo intentaría con los cambios), pero el que las explotó con éxito fue el Athletic. Respondió al gol de Gerard con un perfecto centro de un compañero suyo en la cantera perico, Saborit, cosecha del 92. El lateral sirvió para que Williams saciara su sequía goleadora con un cabezazo a la escuadra.
Idénticos protagonistas tuvo la reanudación. Atrapaba Pau otro testarazo de Williams y desviaba Herrerín a córner, como pudo, tras otra acción pícara de Gerard, aprovechando un mal despeje de Núñez en plena maraña defensiva. Aunque lo que se enmarañó sucesivamente fue el partido en sí, al que le empezaron a faltar ocasiones al ritmo al que aumentaban las interrupciones, y las amarillas mostradas por Trujillo Suárez. También en ámbar queda el semáforo de Espanyol y Athletic en cuanto la utilidad de este empate para sus objetivos: se mantienen invictos pero no se acercan por ahora a Europa.