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INTERNACIONAL

Ibrahimovic: "Los franceses me llaman arrogante y son como yo, deberían adorarme"

El delantero del Manchester United volvió a mostrar su genio y denunció episodios de racismo que ha vivido en Suecia.

Zlatan Ibrahimovic.
JASON CAIRNDUFFAction Images via Reuters

Zlatan Ibrahimovic en estado puro. En unas declaraciones en Canal+ Francia, el delantero del Manchester United su genio políticamente incorrecto y arremetió contra el propio público galo. "Aquí en Francia tuve problemas con vuestra actitud. Extraño. ¿Por qué? Por lo que decís y hacéis. Vosotros me llamáis arrogante y los franceses son conocidos por ser arrogantes. Así que soy exactamente como vosotros. Deberíais adorarme, porque estoy representando a Francia muy bien, decía muy seriamente el ariete, que jugó cuatro temporadas en el PSG, ante las risas del entrevistador, el exfutbolista Olivier Dacourt.

Episodios de racismo

Pero esa frase fue solo una anécdota de una entrevista en la que Ibahimovic, de ascendencia bosnio-croata, narró sus inicios difíciles y cómo aún percibe en Suecia actitudes racistas hacia él. El futbolista comenzó contando un episodio que protagonizó en los juveniles del Malmoe: "Cuando llegué al Malmoe, no fui aceptado como los demás. ¿Por qué? Porque yo era Ibrahimovic. No era Andersson, no era Svensson, todos esos apellidos típicamente suecos. Yo era extranjero. (...). Tuve un incidente en un entrenamiento, me hicieron una entrada y le di un cabezazo a un compañero, porque estaba enfadado. Su padre era agente de policía. Él firmó una carta para el club pidiendo que fuera expulsado y dio ese papel a todos los jugadores del equipo y decía: 'firma esto si estás de acuerdo en que Zlatan debe ser expulsado'. Yo estaba en juveniles. ¿Puedes imaginar cómo me sentía cuando pasó eso? Me sentía como que no encajaba, como la oveja negra. No aceptaban mi actitud, no me aceptaban como persona, no me hacían sentir bienvenido. Era diferente, tenía una cara diferente, no era rubio, no tenía la piel blanca como los suecos. Sufrí en el sentido de que no era tan fácil para mí como para los demás. Sentía que tenía que hacer diez veces más para ser visto como los demás".

Con una carrera ya consagrada en el ámbito de clubes y en la selección de Suecia, Ibrahimovic siente que no recibe el trato que merece por parte de los medios de su país: "Todavía hoy es así. ¿Qué hacen hoy los medios suecos? ¿Me defienden o me atacan? Todavía me atacan. Porque todavía no aceptan que sea Ibrahimovic. Si otro jugador sueco cometiera los errores que yo cometo, le defenderían. Pero cuando se trata de mí no me defienden. Pero eso me hace más fuerte. Esto es racismo, es racismo encubierto. Existe, estoy seguro. Porque yo no soy Andersson o Svensson. Si fuera así, créeme, me defendería incluso si robara un banco. Me defenderían, te lo digo. Pero no me defienden de la forma en que deberían, porque yo probablemente sea el mejor jugador de la historia de Suecia. Nadie ha hecho lo que yo. El que más balones de oro suecos tenía, ganó dos. ¿Cuántos tengo yo? 11. Lo que yo he hecho por el fútbol sueco, no ha ocurrido jamás", contaba Ibrahimovic antes de ser interrumpido por el entrevistador. "¿Puede que sea porque eres arrogante?", le interpeló Dacourt. "No importa, soy el mejor", se justificó Zlatan.

Su padre dejó de pagar el alquiler para que puediera jugar

Como en el caso de Cassano, durante su infancia Ibrahimovic pasó problemas económicos en el seno de su familia. Incluso en una ocasión, su padre tuvo que dejar de pagar el alquier para que pudiera participar en un torneo con el Malmoe. "Mi madre y mi padre hicieron todo lo que pudieron para mí. La economía era... no había economía. Te doy un ejemplo. Yo tenía que ir a un torneo con el Malmoe. Tenía 15 años y para jugar ese torneo tenía que pagar. El club no te pagaba y yo no podía. Y mi padre, en vez de pagar un mes el alquiler del apartamento en el que vivíamos, me dio el dinero para ir y jugar el torneo. El mes siguiente íbamos a tener que pagar dos rentas de golpe y no nos iba a quedar nada. Así que íbamos a comer a casa de mi madre, pero se quejaba de que estaba comiendo demasiado. Yo no comía desayuno, comida, cena... Comía una vez, pero me aseguraba de que no fuera a tener hambre durante dos días".

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