La espera ha sido larga. Pero nadie se mueve de aquí. Al contrario: cada vez llega más gente. El total: 150,000 personas reunidas en La Minerva. Su único objetivo es vitorear a Chivas, luego de que este domingo ha obtenido el título número 12 de su historia.
Luego de vencer por 2-1 a Tigres (4-3 global), el Rebaño Sagrado rompió una sequía de más de 10 años sin un campeonato de Liga. Ahora, es de nuevo el club más ganador de México, empatado con el América. Y después del triunfo, fue a su lugar icónico para festejar junto a su gente.
Cerca de la medianoche, el turibús que transportaba a los futbolistas apareció en La Minerva, donde ya no cabía un aficionado más. Poco a poco, se abrió paso entre la multitud. Un error de logística que tendría consecuencias poco después.
Pero mientras tanto, la afición cantaba y saltaba. En la parte alta del camión, los jugadores rojiblancos coreaban junto a sus seguidores. Al frente, Rodolfo Pizarro cargaba la Copa. Alan Pulido era el más entusiasta. No paraba de gritar y golpear el vehículo. Junto a él, Edwin Hernández, Carlos Fierro y Carlos Salcido, uno de los más felices con la victoria.
A paso lento, el camión se abría paso. La entrada se apretujaba. Cerca del templete designado, no había más espacio. Los seguidores rojiblancos comenzaron a saltarse la reja puesta para huir de los apretones. Simplemente fue imposible que los jugadores bajaran por ahí.
El plan original era que llegaran por Avenida Vallarta, donde ya se había abierto el espacio para el camión . De ahí, subiría sin pasar por la gente al templete que daba la vuelta a La Minerva. La intención era recorrer la glorieta con la Copa para sus aficionados.
En lugar de eso, el vehículo entró directo a el glorieta. Eso provocó el desorden. Cuando se abortó la misión, el vehículo tenía que salir en reversa. El conductor comenzó a mover el turibus. Se vivió angustia pues los aficionados estaban ahí pegados.
El grito para detenerlo surgió de los propios jugadores. Tomaron el micrófono y pidieron parar. El técnico Matías Almeyda pidió la voz para pedir calma. "Ayúdenos para abrir espacio y poder salir" , dijo a los seguidores.
Prosiguió su discurso cuando se dio cuenta que no habría manera de cumplir con el festejo proyectado, sobre el templete. "Todo lo que ha hecho este equipo es por ustedes. Estamos felices de realizar el sueño de estar acá, demostrando que somos los más grandes" , aseguró el argentino.
"Hace un año y ocho meses que llegué, les dije que el gigante despertaría. Hoy está en pie y es una realidad, porque hemos ganado cuatro copas (dos Copa MX, una Supercopa y una Liga MX)" , añadió. Entonces, tomó una botella enorme de champán y desde arriba comenzó a bañar a sus aficionados.
Los jugadores hicieron lo mismo. Bebían y bañaban a los seguidores. Poco a poco, se abrió el espacio. El turibus finalmente pudo salir y terminó así el festejo sin completar el programa original. Más de 150,000 personas vitorearon al Rebaño Sagrado, 12 veces campeón del futbol mexicano.