Chivas sella una remontada épica gracias a Campestrini

Una viveza espectacular. Lágrimas en el rostro mientras grita el gol y recibe interminables abrazos. Es tiempo de compensación. Carlos Fierro acaba de marcar el 3-2 para Chivas. Épica remontada frente a Puebla que estuvo arriba por dos tantos. Y con el silbatazo final, se desborda la euforia.

La tribuna corea al unísono. “¡Olé, olé, olé, olé, Fierro, Fierro!”, retumba. El atacante recibe la felicitación de cada uno de sus compañeros. Una asistencia, un autogol provocado y el tanto de la voltereta. La noche de su vida. Y el Guadalajara sigue así en la parte alta de la clasificación.

Partido complicado para el Rebaño Sagrado. El fin, dicen, justifica los medios. Y Puebla se aferra a esa premisa. Se para en la casa rojiblanca con una línea de cinco defensores que por momentos es de seis. Apuesta al resguardo de su arco y la espera paciente de un error del conjunto local. Chivas sufre con rivales así. Esta noche no es la excepción.

Apenas tres minutos. Rodolfo Cota controla con apuros. Recibe presión de la ofensiva. Alarga la pelota. Se abre hasta la línea lateral. Despeja mal. Al centro. Patricio Araujo recibe. El ex rojiblanco tiene la portería desprotegida. Dispara por un lado. El Guadalajara se salva.

Alan Pulido lo intenta en dos ocasiones: al ‘9, a las manos de Christian Campestrini y al ’12, el arquero vuela para desviar a una mano.

Pero el Puebla ha llegado con la firme intención de aprovechar cualquier falla. Por derecha, Carlos Orrantia saca un servicio que parece no llevar demasiado. Oswaldo Alanís desvía y cambia la trayectoria. Eso deja mal ubicada a la zaga. Carlos Salcido se queda parado. Rodolfo Cota sale a destiempo. Federico González se adelanta y remata para el 0-1 de la visita, al ’25.

Descontrol total del conjunto que dirige Matías Almeyda. Puebla de había defendido desde el arranque. En ventaja, con mayor razón. Apuesta todo a un latigazo de Pedro Canelo. Uno de esos provoca el tiro de esquina al minuto 31, por el costado izquierdo.

La pelota viaja al corazón del área. Carlos Salcido falla por segunda vez en la marca. Oswaldo Alanís tampoco alcanza por arriba. En el centro del área, Édgar Dueñas les gana el salto. El cabezazo deja a Cota sin oportunidad. A las redes. Es el 0-2 del Puebla que deja helado al Estadio Chivas, al ’31.

Para el arranque de la segunda parte, Matías Almeyda ordena cambios. Va al campo Orbelín Pineda y Néstor Calderón. Se van Oswaldo Alanís y el inadvertido Javier Eduardo López. Modificaciones para ofender. El Rebaño Sagrado desprotege su arco. Sólo cuida a Canelo, único atacante de La Franja.

Chivas tiene mayor movilidad. Pero no es sencillo entrar. El equipo de José Saturnino Cardozo llega incluso a tener siete hombres en su última línea. Complicado. Carlos Fierro hace la individual. Envía desde derecha el centro al hueco para Alan Pulido. El delantero controla. Se quita un defensa. Define ante la salida de Campestrini. Gol del Guadalajara. El 1-2, al ’54.

El Rebaño Sagrado vive. Carlos Salcido estrella un tiro libre en la base del poste, al ’60. Cinco minutos más tarde el panorama se complica cuando José Juan “Gallito” Vázquez recibe su segunda amarilla. Puebla también se queda con uno menos por la expulsión de Adrián Cortés, al ’73. Y los rojiblancos se van con todo al frente.

Minuto 74. Carlos Fierro llega a línea de fondo por el costado derecho. Manda un servicio raso cargado de veneno. Busca una pierna. No importa si es de un compañero o un adversario. Ocurre lo segundo. Osvaldo Centurión desvía y manda la redonda al fondo. Gol de Chivas. El 2-2, al ’74.

En tiempo de compensación, Christian Campestrini tiene la pelota en las manos. Nunca voltea hacia atrás. Carlos Fierro se queda ahí. No hace ruido. Espera. Es paciente. El arquero pone la redonda en el césped para despejar. Entonces aparece el rojiblanco. Le roba la redonda.

Se quita al portero. Aguanta. Con poco ángulo, la manda a las redes. Explota el Estadio Chivas. Es el 3-2 del Guadalajara. Carlos Fierro corre detrás de la portería. La banca va a su encuentro. Los que están en el campo igual. El atacante llega hasta las lágrimas. El Rebaño Sagrado ha remontado. Premio justo al que ha querido.