Griezmann hunde al Madrid y pone en riesgo LaLiga
Un gol del francés a seis minutos del final le quitó la victoria al equipo merengue, que fue mejor, pero se durmió. El equipo de Zidane puede quedarse sin nada.
El Atlético devolvió al Madrid al kilómetro cero de esta Liga. Fue tras una actuación muy de su estilo: esperando, sufriendo y, al final, acertando. El equipo de Zidane se columpió en un gran arreón en la segunda mitad y dio por cerrado el partido antes de tiempo. Simeone lo celebró como un título, no el que ganará él sino el que puede quitarle al Madrid, que es un gran mensaje de consumo interno.
El Atlético hizo una mejor traducción inicial del partido y se procuró una zona de confort, aceptando su renuncia a la pelota pero provocando un partido a media voz, alejado de las áreas, tapando su banda derecha para quitarle al Madrid la soda, Marcelo. Al éxito de su planteamiento contribuyeron a partes iguales la alineación y la actitud del Madrid. Los tres de arriba dejaron muy desabrigadas las bandas cuando la pelota pasó al Atlético. La circulación fue un paso de Semana Santa y la precisión estuvo a su altura. El Madrid no pasaba apuros ni los provocaba e iba del estado sólido en su campo al gaseoso cuando se acercaba al área del Atlético. Sólo se esperaban noticias en la estrategia, que ya es territorio en disputa. Saúl y Godín anduvieron en todas las intentonas.
Aquel duermevela se prolongó durante 25 minutos, con el Atlético acordonando su área y esperando lo mejor de Carrasco, más productivo en el inicio de las jugadas que en los finales. Y entonces el Madrid comenzó a agitar el árbol, en tres jugadas aisladas, de inspiración de sus tenores. Oblak repelió un remate franco de Benzema, previa pared con Cristiano; Savic salvó sobre la línea un tiro cruzado del portugués con el meta vencido, y Bale metió un cabezazo cruzado adivinado por el esloveno. Fue el único momento en que el Madrid rompió filas. Fue el único momento en que el Atlético dejó de ser cemento armado. Griezmann respondió con un izquierdazo lejano pero intencionado detenido por Keylor tras error de Ramos e interrumpió esa fase de ataque a borbotones del Madrid.
Siendo peor, fue más reconocible el Atlético, desde su austeridad, bien amarrado al partido por sus centrales y sus centrocampistas, aunque desdibujadísimo en la salida de pelota. El Madrid, que pareció superior en líneas generales, se pasó de académico, no arrastró al público, Modric no sacó al rival de sus trincheras y Benzema perdió el fulgor de los últimos tiempos. Al menos Kroos salió del túnel y Bale no fue el objeto perdido de tardes recientes. Esta vez dejó el empeño y le puso trabajo mientras espera a las musas.
Los goles.
Pero el partido giró bruscamente contra el Atlético tras el descanso. El Madrid cambió de marcha, se soltó la melena, encontró a Modric, mandó a sus laterales al desembarco, hizo de Bale un cuarto centrocampista y de Cristiano un nueve y acabó cazando a su vecino en una jugada de estrategia. Pepe, al que el Madrid echará de menos durante mucho tiempo, usurpó el papel de Ramos en un cabezazo imperial que no cogió a Oblak en su mejor perfil. Después se iría maltrecho tras ser atropellado por Kroos.