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RAYO | BETIS

Más casos como el de Zozulya: Salva, Drogba, Mounier...

El ucraniano no es el primer jugador vetado en un equipo por los aficionados. Sus opiniones políticas, aficiones a un equipo o su pasado rompieron negociaciones.

Jugadores rechazados.

Roman Zozulya ha regresado a Sevilla después de que la afición del Rayo haya rechazado su fichaje exhibiendo pancartas, cánticos, comunicados e incluso improperios a la llegada del jugador a Vallecas para evitar que el delantero ucraniano vista la camiseta rayista después de cerrar su llegada procedente del Betis. El motivo, su relación con la ultraderecha de su país. 

Pero Zozulya no es el primer jugador al que los aficionados vetan su llegada por un motivo ideológico, por su pasado o decisiones tomadas. Es más, durante este mercado invernal se han producido otros dos casos en el fútbol francés. 

Meunier no llega al Saint-Etienne

El futbolista francés había llegado a un acuerdo con el club, pero la hinchada radical del Saint-Etienne respondió a su fichaje con mucha hostilidad por haber militado en el Olympique de Lyon y Anthony Mounier llegó a recibir amenazas de muerte. Finalmente el club alegó prescindir de él por "razones extradeportivas" tres días después de haber cerrado su cesión procedente del Bolonia italiano.

La afición del Marsella, contra el regreso de Drogba

Pancarta dirigida a Drogba.
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Pancarta dirigida a Drogba.

El delantero marfileño afirmó que veía con buenos ojos su regreso al Olympique de Marsella después de dejar Europa por el Shanghai Shenhua chino en 2015 cuando el equipo francés estaba interesado en su regreso. Actualmente milita en el Impact Montreal canadiense. Tras las declaraciones de Drogba, durante el partido ante el Mónaco uno de los fondos de la grada desplegó una pancarta que dejaba claro que el delantero no sería bienvenido de nuevo. “Para de decir que amas al Olympique de Marsella. Tú ganas más dinero en un mes más que nosotros en toda la vida entera. No seas un llorón y vuelve a China”. 

Salva Ballesta no firmó por el Celta

Salva Ballesta celebra un gol del Málaga.
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Salva Ballesta celebra un gol del Málaga.

En el año 2013 el Celta de Vigo eligió a Abel Resino como nuevo técnico. El toledano contaba con Salva como segundo entrenador, pero un sector de la grada del equipo gallego se opuso a que el exfutbolista formase parte del cuerpo técnico del Celta por su ideología política, tachada de "nazi y facha". El presidente del Celta, Carlos Mouriño, puso a Abel la condición de que no contase con Salva para llegar al club. Finalmente Pepe Serer fue el segundo técnico de Resino y el Celta. 

El pasado del padre Zubikarai impide su llegada al Hércules

En el año 2011 Eñaut Zubikarai, portero de la Real Sociedad, vio como las negociaciones para su llegada al Hércules se rompían aparentemente porque no se llegaba a un acuerdo económico entre los clubes y el guardameta. Sin embargo una parte de la afición se había movilizado porque su padre, Cándido Zubikarai Badiola, había sido condenado a prisión como miembro de la banda terrorista ETA por el asesinato de dos guardias civiles en septiembre de 1987.

Mensajes en Twitter costaron su futuro a Sergi Guardiola 

Tweets de Sergi Guardiola.
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Tweets de Sergi Guardiola.@sergiguardiola7

La historia de Sergi Guardiola como jugador del Barça fue efímera, próxima a las seis horas. El club culé descubrió una serie de tuits escritos durante un Clásico en las que despotricaba contra el Barcelona y Cataluña. “No pondría a Messi en mi equipo, dificulta el juego. Hala Madrid y Puta Cataluña” escribió el delantero, que luego borró sus mensajes. Más adelante se disculpó afirmando que "han salido unos tuits de hace tres años después de un entrenamiento y yo no los escribí. Sé que no los he escrito. Pero si fuese el Barça, habría hecho lo mismo”.

Giorgos Katidis, sancionado de por vida

Katidis haciendo el saludo nazi.
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Katidis haciendo el saludo nazi.

El jugador griego Giorgos Katidis celebró con el AEK de Atenas un gol haciendo el saludo nazi. Fue sancionado de por vida por la selección de su país. También recibió una multa de 1.300 euros y fue inhabilitado para entrar en cualquier recinto deportivo durante tres mesesLa Federación Griega condenó "inequívoca y categóricamente" aquél gesto porque lo consideraba "un profundo ataque a las víctimas de las atrocidades del nazismo y que va contra el carácter pacífico y humano del fútbol".