En la jugada siguiente replicó Gameiro y repelió Yoel. Y esto, todo esto, dos ocasiones, una por equipo, fue todo lo que pasó sobre la hierba de Ipurua. Eso y el tiempo, larguísimo. Con el Eibar teniendo el balón y el Atlético dejándose llevar. Había comenzado el partido bajo el cielo que se iba a negro en Ipurua, en una tarde muy fría y la grada llena de agujeros donde se veían más sillas azules que personas. Ellos se perdieron la primera carrera de Torres al área de Yoel, los primeros ataques del Atlético, que salió con sus tres balas moviéndose rápidas, buscando agujerear pronto la portería de Yoel. Pero una mala entrega de Gálvez terminó con Gameiro haciéndose un lío en el área, un cabezazo de Torres se fue fuera y una volea de Correa alta y hasta la siguiente ocasión de Gameiro no pasó nada salvo el tiempo. Y puede hacerse muy largo a menos dos grados en una tarde de invierno en Ipurua.
Tres minutos llevaba la segunda parte cuando Giménez saltó como un coloso ante Sarriegi para rematar un córner y envió el balón a la escuadra, impecable. Si Mendilibar tenía, difícil, alguna esperanza de remontada, todas se acabaron aquí. O no. Porque mientras Simeone le ponía sal al partido con la entrada de Koke y Carrasco (a la derecha, por cierto), Mendilibar contestaba, al rato, con Pedro León y Enrich para darle descanso a los dos chicos, a Josué y Sarriegi. El primer balón que tocaron cambió para siempre el partido.