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EIBAR 2-ATLÉTICO DE MADRID 2

Juanfran para la reacción del Eibar y el Atleti, a semifinales

El equipo de Mendilibar fue capaz de remontar el gol de Giménez, pero el jugador de Crevillente firmó el empate a falta de cuatro minutos.

Juanfran para la reacción del Eibar y el Atleti, a semifinales
AMAIA ZABALODIARIO AS

Al final el trámite resultó entretenido. Muy al final, también hay que decirlo. Porque después de setenta minutos de casi nada, los treinta últimos se hicieron cortos. O largos, depende quien mire. Para Mendilibar escasos, como agua que se escurre de las manos en un plis-plas. Para Simeone, en cambio, cada segundo que pasaba eran veinte, o treinta, o un detenerse el tiempo si quien tenía el balón era o Sergi Enrich o Pedro León. Entonces sufría, porque sufría su equipo. Y, aunque el Eibar aún necesitara cinco goles para darle la vuelta a la eliminatoria, había sido salir Enrich y Pedro León del banquillo y hacer dos en siete minutos para remontar el partido. Eso inquietaba.

Y resultaba extraño tal y como había comenzado el partido, de un plácido tirando al tostón importante. La eliminatoria ya venía como trámite por el 3-0 en el Calderón y trámite era para todos menos para un chaval, Josué, que debutaba en el Eibar y era como un niño la primera vez en un parque de atracción: quería montarse en todo y en todo se montaba.

Lanzaba ataques por la izquierda, su banda, por la banda de Bebé, la derecha, y, como nadie iba al remate de sus internadas, pasó al Plan B: atacar directamente él. En el 27’ se sacó una potentísima volea de la pierna izquierda que, si no terminó en gol, no fue porque el disparo no fuera lleno de malicia sino porque al final de éste estaba Moyá, para volar y atajar, para saltar y parar.

En la jugada siguiente replicó Gameiro y repelió Yoel. Y esto, todo esto, dos ocasiones, una por equipo, fue todo lo que pasó sobre la hierba de Ipurua. Eso y el tiempo, larguísimo. Con el Eibar teniendo el balón y el Atlético dejándose llevar. Había comenzado el partido bajo el cielo que se iba a negro en Ipurua, en una tarde muy fría y la grada llena de agujeros donde se veían más sillas azules que personas. Ellos se perdieron la primera carrera de Torres al área de Yoel, los primeros ataques del Atlético, que salió con sus tres balas moviéndose rápidas, buscando agujerear pronto la portería de Yoel. Pero una mala entrega de Gálvez terminó con Gameiro haciéndose un lío en el área, un cabezazo de Torres se fue fuera y una volea de Correa alta y hasta la siguiente ocasión de Gameiro no pasó nada salvo el tiempo. Y puede hacerse muy largo a menos dos grados en una tarde de invierno en Ipurua.

Tres minutos llevaba la segunda parte cuando Giménez saltó como un coloso ante Sarriegi para rematar un córner y envió el balón a la escuadra, impecable. Si Mendilibar tenía, difícil, alguna esperanza de remontada, todas se acabaron aquí. O no. Porque mientras Simeone le ponía sal al partido con la entrada de Koke y Carrasco (a la derecha, por cierto), Mendilibar contestaba, al rato, con Pedro León y Enrich para darle descanso a los dos chicos, a Josué y Sarriegi. El primer balón que tocaron cambió para siempre el partido.

Si Pedro León en el primer balón que agarraba lo enviaba tan violento a la escuadra de Moyá (que llegó a tocarlo) que el golpe se sintió en Madrid, Enrich aprovechaba el rechace con un escorzo, casi de espuela, enviaba el balón a la red. Siete minutos después, a Simeone se le congelaba el gesto en el banquillo: Pedro León volvía a enviar el balón a la red de Moyá con un zurdazo después de un balón genial de Rubén Peña. La remontada del Eibar era imposible, necesitaba dos goles, pero en la cabeza, el larguísimo minuto ante Las Palmas, lo difícil que antes era remontarle un gol a un Atleti del Cholo, que los tres últimos rivales lo hayan hecho. Es decir, un come-come. Y los nervios filtrándose, gota a gota, cada vez que Pedro León o Enrich se daban una carrera, y un héroe inesperado, o no.

Porque fue Juanfran que con una vaselina en carrera empató y su gol no es extraño cuando juega de lateral. Y así llegó, cuando Vrsaljko ya estaba sobre el campo y Juanfran atacaba por arriba, a la derecha. Su vaselina espantó el conato de épica del Eibar, que ha hecho una Copa fantástica, pero no despeja las dudas que, partido a partido, dejan los rojiblancos. Ayer lució eficacia pero sin dejar nunca de espantarlas. A ver en semifinales. Y ante quién...

Sociedad Deportiva Eibar, SAD