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REAL MADRID-VILLARREAL

El Villarreal acaba con la racha de victorias de Zinedine Zidane

El Madrid tiró un tiempo. Sergio Ramos cometió un penalti y firmó el empate. Asenjo frenó la acometida final de los blancos. El Villarreal no perdió la entereza.

Actualizado a
El Villarreal acaba con la racha de victorias de Zinedine Zidane
FELIPE SEVILLANO

No siempre cuela el arreón final. Es lección y explicación a por qué el Real Madrid se quedó sin triunfo y Zinedine Zidane sin récord. 

La modorra tiene que ver, probablemente, con la ausencia de Modric, capaz de esclarecer casi todos los partidos, y el aturdimiento de Cristiano Ronaldo, que anda de espaldas al alboroto que fue siempre. Más en partidos de espacios reducidos como el que preparó al Villarreal, que hizo prioridad de que cualquier ventolera del Madrid no le despeinase en defensa.

Para ello se refugió en un trivote que mareó mucho la pelota con el fin de anestesiar al Madrid, de restarle empuje y, finalmente, de hacerle sentirse indispuesto. El Madrid, que de salida sólo se iluminó acudiendo a la cocina tradicional, las acometidas de Marcelo desde la izquierda, entró en shock cuando perdió al brasileño por lesión. No tiene un gemelo en la plantilla. Quizá no tenga un gemelo en el mundo.

Y ahí, perdido en el papeleo del cambio, que no estaba preparado y que dejó al equipo con diez, Cheryshev dio un primer aviso y a Sergio Ramos, tras error grueso de Varane, le cazaron la mano cuya actuación teatral escondió en Cornellá.

Fue estruendosa, sobre la línea del área y Bruno despachó el penalti a lo Panenka, ejecución sofisticada muy en la línea del Villarreal, que no es milagro sino modelo.

Tras el descanso el Madrid encadenó acción y reacción. Ramos se autoconcedió el perdón con el cabezazo del empate. Hace tiempo que expía los pecados de área propia en la ajena. Y entonces el Madrid inició un largo asedio, echando mano de todo: de sus laterales (especialmente Carvajal), de Kovacic en los fogones, de un Cristiano con mejor tono, de Benzema en el remate. Aquel golpe de viento dejó un buen número de ocasiones, dos muy claras de Benzema, que también pidió un penalti (quizá con razón), una de Cristiano, otra de Bale, una más de Kroos...

Acudió entonces Zidane a la ampliación de capital con Morata y Lucas Vázquez, dos canteranos que sí trabajan de sol a sol. Al Villarreal sólo le queda la fiabilidad de su zaga y el buen de Trigueros, una brújula magnífica durante todo el partido. Con su templanza final le bastó. 

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