REAL MADRID 5 - STADE DE REIMS 3
Trofeo Bernabéu para la cantera
Marcaron Nacho, Morata y Mariano y dejó dos perlas Enzo Zidane. Ramos y James completaron la goleada. Asensio convenció al Bernabéu.
Se cumplió el protocolo del Trofeo Bernabéu. Zidane puso a los nuevos, Asensio y Morata, faltaron las precauciones y el dramatismo, sobraron las distracciones, desfilaron felizmente varios canteranos por la pasarela y ganó el Madrid, hecho que sucede invariablemente desde hace doce años.
El Stade de Reims es una curiosidad, una pieza para el Louvre, un vestigio de un pasado que no volverá. Pero puso entusiasmo en protegerse de este Madrid capicúa, que ganó la primera y la última Copa de Europa. Esa inicial resistencia francesa le puso cierta gracia al partido y permitió tomar algunos apuntes del Madrid que se avecina.
Asensio puso el empeño del novillero. Es un jugador con embrujo y descaro para moverse por todo el frente de ataque. Una apuesta de Zidane y un desafío para el club, que pretende demostrar que además de comprar caro también es capaz de comprar antes. Su juego entra por los ojos y el Bernabéu está por darle el empujón definitivo. Morata encontró su gol, después de muchas tentativas y un punto de ansiedad. Marcar es un justificante para él. El club le llevó al palco del Bernabéu el lunes, honor reservado a los fichajes de gran nobleza, para respaldarle frente a las críticas. Hubo más alivio que festejo en su gesto tras hacer el tercer gol blanco en cabezazo de nueve. Los dos anteriores llegaron de córner, de penalti-córner cabría decir, en cabezazos de los dos centrales, Nacho y Ramos. Ocho goles han metido los defensas esta pretemporada. Falta por determinar si el dato habla en su favor o en contra del resto.
También dio tiempo para atisbar que Bale retoma su carrera en el punto que lo dejó en la Eurocopa. Fue perejil en todas las salsas dentro del campo francés. Incluso Danilo tuvo un acto de conciliación con el Bernabéu, con dos buenos remates de izquierda y una asistencia, pero aún le falta para ser Marcelo, un granero ofensivo para el equipo. James dejó adornos y un gol, pero le faltó pasión para darle la vuelta a su situación.
El partido, de baja tensión, dejó también desatenciones defensivas inquietantes. Dieron para que el Stade Reims marcara al principio de cada tiempo, para que apretara el resultado y para que Casilla se luciera en un mano a mano. Modric y Kroos quedaron pendientes de mejora. En el casting de canteranos se lució Enzo Zidane, en una jugada con aire familiar, dos recortes recorriendo la frontera del área y un disparo que anduvo cerca del gol, y en una asistencia a Mariano invalidada por fuera de juego. El delantero tuvo después el premio del gol. Ese don lo madurará fuera del Madrid.
Por lo demás, el partido se postuló como una reconstrucción caricaturizada de aquella noche de hace sesenta años en que empezó todo. Se adelantó el Stade de Reims, hubo de remontar el Madrid y el partido llegó a estar 4-3, como en aquel tiempo en el que sigue el Madrid y que no volverá para el Stade de Reims.