Alves, sobre Xavi: “Cuando lo oí, lloré”
La periodista que entrevistó en exclusiva al brasileño en la cárcel de Brians 2 ha revelado nuevas declaraciones en ‘El programa de Ana Rosa’.
“Es difícil comentar una situación así. Estoy sorprendido e impactado conociendo a Dani. La justicia dictará lo que sea: ahí no podemos entrar. Me sabe muy por Dani”. Con estas palabras respondió Xavi, técnico del Barcelona, tras ser preguntado este enero acerca del caso Alves, en prisión provisional desde ese mismo tras ser denunciado por una joven de 23 años que dice que este la agredió sexualmente en el baño del reservado de la discoteca Sutton el Barcelona en la noche del pasado 30 de diciembre.
Unas declaraciones que no sentaron nada bien al futbolista. “Xavi es mi amigo, mi amigo de toda la vida y no pensó en las consecuencias que tendría cuando dijo aquello. Cuando lo oí, lloré. Me hubiera encantado coger un teléfono para llamarle y decirle: ‘Gracias, gracias, pero no lo vuelvas a hacer nunca más. No digas nada. Haz el favor de olvidarte de mí, que yo me cuido, tranquilo’”, dijo el brasileño a la periodista Mayka Navarro, quien publicó ayer una entrevista en exclusiva con él en La Vanguardia y quien ha seguido revelando nuevas frases en El programa de Ana Rosa, espacio en el que también colabora.
Las visitas en la cárcel
Navarro le preguntó también si había echado de menos a algún amigo en estos meses en los que ha estado encarcelado. “Ni a uno solo. También le digo que todos con los que he jugado al fútbol no son mis amigos…”, responde.
“Pero sí, tengo amigos en el fútbol que incluso han querido venir a verme, pero no les he dejado”, confiesa, y añade el motivo: “La cárcel no es un lugar para ellos. Tampoco para mis hijos, ni para mis padres, ni para mi mujer…, aunque al final llevaba ya tantos meses que les dejé visitarme”.
“No dejo a nadie que venga ni quiero que nadie me defienda en público porque ahora mismo defenderme a mí es perjudicial para el que lo hace. No espero nada de nadie”, continúa.
Comparación con Robinho
Durante la charla, Navarro y Alves hablaron también sobre el riesgo de fuga, una de las razones por las que la Justicia ha decidido mantener al jugador en prisión, ya que considera que tiene el músculo económico suficiente para escapar del país e irse a su Brasil natal, Estado con el que España no tiene convenio de extradición.
“¿Alguien puede pensar que si yo tuviera intención de fugarme me hubiera presentado en España? ¿O habría viajado de México a Brasil, donde es casi imposible la extradición?”, se pregunta. Cuestión tras la cual Navarro saca a colación el ejemplo de Robinho.
“Ya, pero yo no soy Robinho, soy Dani Alves. Me fui de casa a los 14 años y desde entonces me he buscado la vida y solucionado solo todos los problemas”, dice. “En mi casa, mis padres me enseñaron unos principios y unos valores que me han guiado en mi vida. Y entre esos valores está el no actuar nunca con violencia”, agrega.
“Y dar la cara siempre. No huir. Por eso no entiendo que no se me conceda la libertad provisional por riesgo de fuga. ¿Qué fuga? Voy siempre de cara y con la cabeza muy alta, no pienso eludir mis responsabilidades”, zanja sobre el asunto.
La condena
El brasileño, pese a todas las informaciones que han salido en su contra y a la negativa de la Audiencia de Barcelona de dejarle en libertad provisional a la espera del juicio, previsto para otoño de este año, sigue defendiendo su inocencia a capa y espada. “No soy un violador. No soy un agresor sexual. Como no era lo que me insinuaban, los que me lanzaban plátanos en el fútbol. Tengo la fortaleza mental y moral de blindarme ante las injusticias y los estigmas”.
“Saldré de aquí con la cabeza bien alta y mantendré mi proyecto de vida, que es vivir en Barcelona y ver crecer a mis hijos en Barcelona. Esta es mi ciudad y hacía tiempo que había decidido que quería vivir aquí”, cuenta y aclara sobre sus hijos: “No se empadronaron y escolarizaron como estrategia de defensa”.
Cuando Navarro le apunta que la violador es una de las peores etiquetas que puede tener, este responde: “Lo sé, pero aun si soy condenado y paso aquí los años que me toquen, saldré por esa puerta con la cabeza muy alta y pidiendo perdón solamente a la única persona a la que le debo disculpas, a mi mujer”.