Beber en la pubertad aumenta el riesgo de alteraciones psicológicas
En la investigación han participado 3.696 estudiantes de 18 años y ha concluido que sus síntomas más frecuentes fueron el malestar corporal, la hostilidad y la agresividad.
Un nuevo estudio ha revelado que empezar a beber alcohol a una edad temprana aumenta las posibilidades de padecer una alteración psicológica en el futuro.
La investigación, publicada en Psicothema, ha sido llevada a cabo por un equipo de científicos de la Universidad Complutense de Madrid (UCM) y de la Universidad Santiago de Compostela (USC) y ha contado con la colaboración de 3.696 estudiantes universitarios de 18 años.
Los científicos centraron su atención en nueve dominios psicopatológicos: somatización, trastorno obsesivo compulsivo, sensibilidad interpersonal, depresión, ansiedad, hostilidad, fobia, ideación paranoide y psicoticismo.
Así, los participantes fueron preguntados anónimamente por su relación con el alcohol, la edad a la que comenzaron su consumo y otras cuestiones enfocadas a determinar en qué medida sufrían algunos de estos nueve síntomas.
De esta manera, los investigadores concluyeron que la somatización es el síntoma más frecuente registrado por los participantes y que empezar a consumir alcohol entre los 11 y los 13 años aumenta el riesgo de sentir malestar frente a aquellos cuyo inicio fue a partir de los 16 años.
Además encontraron que la hostilidad y la agresividad, hacia los demás o hacia uno mismo, eran otros síntomas comunes.
Sin embargo, los investigadores también encontraron diferencias entre ambos sexos. “Las mujeres mostraron signos de ansiedad y depresión, mientras que los hombres reflejaron un cierto grado psicoticismo”, explica Luis Miguel García Moreno, investigador del departamento de Psicobiología de la UCM y coautor del trabajo.
Finalmente, los investigadores también señalaron que al tratarse de un “estudio transversal” no se puede establecer una causa - efecto entre el consumo de alcohol y padecer los síntomas.
Otro estudio revelador
Parte de los científicos de este estudio han colaborado con investigadores del Centro de Tecnología Biomédica CTB y la Universidad de Minho (Portugal) en otro estudio que ha evidenciado que existen alteraciones funcionales en el cerebro de jóvenes bebedores después de un seguimiento de dos años.
Tal y como resume García Moreno, “hemos descubierto una diferente configuración funcional de diversos circuitos cerebrales según sean consumidores o no, la cual se ha ido incrementando con el paso del tiempo en los bebedores”. En concreto, se han encontrado alteraciones en las zonas cerebrales del precúneo, el cíngulo anterior y posterior, el córtex medio prefrontal y el córtex inferior pariental.