Kyrgios, la amenaza del caos para el rey Djokovic
Djokovic se enfrenta a Kyrgios en la final λ El serbio persigue su 21º título de Grand Slam, el australiano, que le ganó dos veces, el primero
Novak Djokovic y Nick Kyrgios, dos tenistas de estilos opuestos, pero con personalidades no tan separadas, se enfrentan este domingo (15:00, #Vamos) en la final masculina de Wimbledon. El serbio, de 35 años y número tres del mundo, es el orden en la pista, con el juego de tiralíneas que dibuja gracias al que es, quizá, el mejor revés a dos manos del circuito. El australiano, de 27 y 40ª, es el caos, el verso libre, capaz de lo mejor y de lo peor, pero con un talento natural y una planta envidiables. Persiguen objetivos muy distintos. Djokovic puede sumar su 21º título de Grand Slam, superar los 20 de Federer y quedarse a uno de los 22 de Nadal, que podía haberle cortado el paso, de no haber mediado esa lesión abdominal, a un Kyrgios que sueña con su primer entorchado en un major.
Hace cinco años que no se enfrentan, desde que en 2017, Nick ganó a Novak dos veces, en Acapulco e Indian Wells, sin ceder ni un set. El aussie está en su mejor momento, en aparente estado de madurez, más centrado que nunca pese a que, de vez en cuando, las sigue liando. A lo largo de este torneo, ha escupido a un espectador, discutido con algún juez de silla y tenido sus más y menos con el también díscolo Stefanos Tsitsipas. Pero es una clara amenaza para las ansias de grandeza del balcánico, que puede ser campeón en Wimbledon por séptima vez e igualar con Rensaw y Sampras en la segunda plaza de la tabla histórica, por detrás del añorado Federer (8), en su 32ª final (cifra récord) de Slam. Sería su cuarto trofeo consecutivo en el torneo, la segunda mejor racha de la Era Open (desde 1968) por debajo de las de cinco de Federer y Borg. Acumula 27 victorias en el All England Club.
Kyrgios, por su parte, espera ser el primer ganador de su país en un major desde Lleyton Hewitt, que ganó el británico en 2002. También el vencedor con ranking más bajo desde el croata Goran Ivanisevic, actual entrenador de Djokovic, cuando se impuso en la final de 2001 como 125º. A su favor está que tiene el mejor balance de la temporada de hierba (12-2).
Buena relación
A Djokovic y Kyrgios les une su controvertido carácter y sus discutidas y discutibles decisiones. El aussie respaldó a Nole cuando este prefirió no vacunarse antes que jugar el Open de Australia y dice que ambos tienen un “bromance”, término que se usa para referirse a un vínculo afectivo intenso, no sexual, entre dos varones. “Él fue de los pocos compañeros que me apoyaron públicamente y lo aprecio”, reconoce Djokovic, que no siempre se llevó bien con Kyrgios, sobre todo cuando este le criticó por ir sin mascarilla en plena pandemia, cuando varios jugadores contrajeron el coronavirus en el Adria Tour. Ahora, el de Canberra espera darle guerra al titán de Belgrado, aunque la final le quita el sueño: “Estoy inquieto, me he imaginado ganando y perdiendo. Él tiene ventaja por la experiencia, sabe lo que va a sentir. Yo solo quiero que llegue el partido. Me tomaré una manzanilla, a ver si descanso mejor”.