Sinner se planta y no jugará en París tras terminar a las dos de la madrugada

“Este es el único deporte en el que no sabes cuándo vas a jugar. Eran las 23:00 y no lo sabía. Esto es inaceptable. Como jugadora, es ridículo. Como aficionada, no sé qué partidos voy a ver”, dijo una agotada Victoria Azarenka el pasado mes de agosto, durante un Masters 1.000 de Cincinnati en el que la situación de los horarios fue de lo más hablado. “Los partidos tienen que comenzar antes, sobre las 18:00. Y tiene que haber otras pistas en las que se compita al mismo tiempo, aunque no se trate de la central”, completó la bielorrusa.

El problema, lejos de aprender de ello y arreglarse, va a peor últimamente, y este jueves se llegó a un punto límite: el italiano Jannik Sinner, cuarto del ranking ATP, se vio obligado a retirarse del Masters 1.000 de París-Bercy después de finalizar su duelo ante Mackenzie McDonald a las 02:37 de la madrugada del miércoles al jueves. El torneo francés colocó el siguiente partido del transalpino, ante Álex de Miñaur en octavos, en el cuarto turno de la pista central en la jornada de hoy, por lo que Sinner apenas habría tenido unas 14 horas de descanso.

“No sé si jugaré en octavos”, avisó ante los medios el italiano a las tres de la madrugada. Porque, al finalizar el partido, su día no acabó: prensa, ejercicios de recuperación, ducha, traslado al hotel... Por todo ello, Sinner dijo basta. “Lamento anunciar mi baja en el partido en Bercy. Terminé el encuentro cuando casi eran las tres de la madrugada y no me acosté hasta unas horas más tarde. Tuve menos de 12 horas para descansar y preparar mi próximo partido. Debo tomar la decisión justa para mi salud y mi cuerpo”, comunicó el propio Sinner minutos después de que el evento francés confirmase su renuncia por “fatiga”. Jannik encontró el apoyo de colegas como Casper Ruud, que puso el grito en el cielo por lo sucedido.”Bravo ATP, una gran forma de ayudar a la recuperación de uno de los mejores. 14,5 horas para recuperar... Menuda broma”, explotó el noruego. “Al circuito ATP nunca le han interesado los jugadores”, apostilló el canadiense Vasek Pospisil.

Sinner no ha sido la única víctima de la pésima planificación del torneo parisino, en el que cada día se juegan seis partidos en la pista central y los retrasos se van sumando. El lunes, Dominic Thiem certificó su triunfo sobre Stan Wawrinka a las 02:23 de la madrugada. Y lo peor es que esta situación de nocturnidad extrema cada vez se vive con más frecuencia en todos los torneos. Las sesiones nocturnas, con las que los eventos pueden vender el doble de entradas y explotar así sus ingresos, son ya habituales en los grandes campeonatos, y acaban llevando a situaciones surrealistas.

Ejemplos hay mil. Hace un mes, en Pekín, Alejandro Davidovich cayó con Alexander Zverev a las 02:41. En el US Open, Novak Djokovic comenzó su partido (de cinco sets) ante Alexandre Muller a las 23:05, aunque lo liquidó rápido. Carlos Alcaraz ganó a Jordan Thompson en Cincinnati pasada la una de la madrugada. Y un largo sinfín de casos que se dan en torneos que llevan este ímpetu de doblar sesiones al máximo, como el Mutua Madrid Open, Roma, el Abierto de Australia, Roland Garros desde hace un par de años... De los principales eventos se salva casi únicamente Wimbledon, en el que hay una norma por la que no se puede jugar pasadas las 23:00 locales (este año algún partido se detuvo por ello, o sea que también se habría alargado en exceso).

Estos horarios extremos, sumados a otras polémicas como la tardanza a la hora de publicar los órdenes de juego, los cambios de bolas o el caos con la pista de las WTA Finals están llevando a los tenistas a una revolución. Porque el plantón de Sinner tiene trasfondo. El tenis, mejor dicho sus protagonistas, que son quienes se encargan de poner lo esencial, el espectáculo, dicen basta.

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