Cisco García, el tenista que no se rindió jamás
El tenista cordobés habló con AS para presentar su nuevo libro "Compañeros de aventuras: la familia que no se rindió jamás" y para repasar su trayectoria en el circuito.
Cisco García es todo un ejemplo de inspiración sobre cómo superar los momentos más difíciles y seguir adelante con ganas de seguir luchando por sus sueños. A sus 39 años el tenista cordobés acaba de publicar su segundo libro bajo el título "Compañeros de aventuras: la familia que no se rindió jamás" (Editorial Beascoa) junto a su mujer, Raquel Rostro, en el que repasa algunas de sus vivencias desde que juega al tenis en silla tras sufrir un grave accidente. Cisco García habló con AS sobre la nueva publicación y también para repasar su carrera y afrontar futuros objetivos.
- ¿Cómo le surge la idea de escribir este libro?
- La semillita vino cuando metieron mi historia en un libro de texto para adolescentes y me escribieron muchos chicos y chicas por Instagram diciéndome "me ha hecho mucha ilusión verme en el libro", "eres un ejemplo"... Me hizo ilusión que gente joven viese a un deportista en silla de ruedas como un ejemplo. Hace unos años podría ser algo más marginal y al verme ahí pensé que podríamos dar un saltito y se nos pudiera leer contando esta historia a los padres y a los niños en las casas y que los niños de 4, 5 o 6 años nos conocieran y se familiarizaran con una persona en silla y los valores que intento transmitir. Nos hizo mucha ilusión.
- ¿Y el formato para relatarlo en tercera persona a través de los ojos de su hijo Gonzalo?
- Me gustaba porque a Raquel (su mujer y coautora del libro) y a mí un poco más nos costaba contarlo para niños. Podía parecer fácil pero nos resultó un poco complicado y no sabíamos que lenguaje utilizar para niños de cuatro años. Al principio nos salió un poco serio pero con el tiempo nos dimos cuenta de que eso que contábamos sonaba mejor en boca de un niño y que Gonzalo fuese el narrador. Hemos metido algo de ficción porque Gonzalo tiene un año y en el libro aparece con tres para que quede más real que él cuenta todo. Pensamos que puede ser un libro con mucho recorrido, que se lea durante mucho tiempo, y cuando el tenga 2-3 añitos se va a sentir muy identificado ahí.
- De las aventuras que cuentan en el libro, ¿con cuál se queda en especial?
- Mi favorita es la que contamos al final que nos ocurre en Costa Rica, que yo la llamo "la tortuga coja que prefirió seguir viviendo". He escrito un libro para adultos también (Irrompible) y de hecho cierro con esta historia, con la de "la tortuga coja que prefirió seguir viviendo". Vi esa tortuga coja en Costa Rica y nos llamó mucho la atención a nosotros y a los guías. Iba el doble de lenta que las demás, que habrían nadado miles de kilómetros y, aunque parezca una tontería, a mí esa tortuga luchadora me inspiró durante mucho tiempo. Cuando me cuesta hacer más cosas, como entrar a la playa, que me tienen que poner otras ruedas o empujar con toda la playa mirando, pienso en esa tortuga y en que quiero seguir viviendo aunque me cueste más trabajo. Me gusta también para que los niños entiendan que las cosas no salen a la primera, que hay que intentarlo una vez y otra vez y otra vez. A lo mejor la vida te ha dado unas cartas que pueden parecer peores, pero tú con buena actitud puedes seguir viviendo y haciendo otras cosas.
- En el libro recoge una frase que invita a la reflexión: "Sueño con que mi historia no sea de superación, sino que sirva de inspiración". ¿Podría analizarla?
- Siempre me han dicho que era un ejemplo de superación, pero creo que todos nos superamos día a día y tenemos adversidades y problemas cotidianos y sacar nuestra mejor versión para superarlos. Poder servir de inspiración es lo que más me ilusiona. Que gente que lleva años opositando se pueda inspirar en mi historia, o gente que tiene que luchar contra una enfermedad... Me gusta más que se hable de inspiración.
- Su pasión era el snowboard pero un accidente mientras lo practicaba le dejó en silla de ruedas. ¿Cómo fue aquello?
- Eso fue el 28 de diciembre de 2015 en Austria. Me desequilibré en un salto y, tras estar 10 metros en el aire, caí sobre la espalda. No caí mal pero había nevado muy poco ese año y era como caer sobre el suelo porque la nieve estaba durísima. Cuando caí reboté hacia arriba y ahí fue cuando la vértebra se movió dos centímetros y ya no pude moverme. Intenté levantarme para incorporarme y no podía. Fue algo bastante duro. Me tocaba las piernas y no las sentía y ya sabía qué me había ocurrido. Luego me llevaron en helicóptero y ya tengo recuerdos muy borrosos hasta que desperté en la UCI. El snowboard ha sido mi pasión durante años y, curiosamente no le guardo ningún rencor. Es más, es lo que más echo de menos. En un escenario ficticio en el que me dijesen que podía hacer snow pero no caminar, te lo firmo ahora mismo. Moverme puedo hacerlo con la silla pero esa pasión que tenía por la montaña la echo mucho de menos. A día de hoy no quiero ver vídeos de snow porque echo de menos la vida que llevaba en la montaña. Me ponía los cascos y con la tabla hacía de todo, en especial el freestyle, que era lo que más me gustaba.
- En 2016 decidió dar el salto a la competición del tenis en silla. ¿Cómo fueron sus inicios?
- Ya jugaba al tenis a nivel de club y ya tenía el golpeo y una base. Con el tenis en silla empecé en 2016 en el Hospital Nacional de Parapléjicos de Toledo, donde la Fundación Emilio Sánchez Vicario tiene una pista y me gustó. Es verdad que al principio sentí algo de amargura porque lo comparaba con cómo lo hacía antes y al principio era muy torpe con la silla. Pero seguí entrenando poco a poco y en 2018 decidí dedicarme a ello. Estuve como abogado durante 10 o 12 años y decidí dedicarme al tenis en silla entrenando 4 o 5 horas diarias. En 2019 jugué 23 torneos y estuve por muchos sitios de Europa, en Kenia, en Tailandia, en Estados Unidos, en Canadá... El circuito de tenis en silla es muy bonito y te lleva por muchos sitios y torneos de diferente nivel y gente entrenando en centros de alto rendimiento. Para mí es uno de los deportes adaptados más profesionalizados que hay"
- ¿Cómo describiría el circuito del tenis en silla?
- Es un circuito cada vez más profesionalizado pero menos competitivo que el tenis a pie porque hay muchísimos menos jugadores. En el tenis tienes una base y si pones al número 5 del mundo y al 400 a pelotear, no sabes quién es quién hasta que llega el partido. En el tenis en silla hay gente que ha empezado más tarde, otros que han empezado antes pero los 40-50 mejores del mundo sí entrenan muy serio y lo toman como una profesión. Pero es muy complicado vivir del tenis en silla. El dinero en premios es muy bajo. Al igual que en los circuitos ATP y WTA nosotros también tenemos varias categorías, pero muchas veces el dinero de los premios no te ayuda a cubrir los gastos. En mi último torneo en Turquía me salió más caro el vuelo y el hotel que el dinero en premios que gané. Los 10 mejores viven bien pero tampoco es una locura. En un Grand Slam el campeón en silla se lleva 35.000 euros mientras que en tenis a pie el ganador se lleva un millón de euros. No me quejo en el sentido de lo que se está generando. Tenemos poco público y tampoco tenemos la atención de la tele. No lo digo como una queja, sino como una realidad. Tienes que asumirlo y buscar patrocinios y maneras de seguir haciendo tu pasión.
- En 2019 ganó su primer título ITF en Uppsala (Suecia). ¿Cómo fue ese momento?
- Fue bonito porque lo gané en tierra batida, que era la superficie que me gustaba más aunque ahora me gusta más jugar en pista dura. Fue toda una responsabilidad porque sabía que era un torneo que podía ganar al ver el cuadro. Quizá no jugué a mi mejor nivel en las primeras rondas pero lo saqué adelante y luego en semifinales y en la final jugué mucho mejor y gané. Fue una alegría grande, como quitarte un peso de encima. Este triunfo es lo mejor que me ha pasado en el tenis en silla junto a lo que me pasó en diciembre de 2020, cuando llegué a la final del Campeonato de España. Era algo impensable por el tiempo que llevaba jugando al tenis en silla. En semifinales gané a un chico que era el 36 del mundo al que no había ganado nunca, jugué muy bien y son dos recuerdos muy bonitos. En 2019 también jugué un torneo en Canadá muy duro pero en el que llegué a cuartos de final y en Estados Unidos también jugué un torneo muy duro frente al actual número 13 y no pude hacer nada. Llevo jugando muy poco tiempo al tenis en silla, pero espero estar por lo menos 10 años más si me lo permiten las lesiones.
- ¿Cómo ha afectado el parón por la pandemia en el circuito del tenis en silla?
- Lo vivimos con mucha incertidumbre porque se suspendieron muchos torneos y muchos estábamos intentando clasificarnos para los Juegos de Tokio. Se congeló el ranking entonces pero ahora estamos igual. Se han suspendido muchos torneos en febrero y marzo y empezaré a competir a finales de ese mes pero vas con la incertidumbre de prepararte bien y que dos semanas antes te cancelen el torneo. Se puede extrapolar a lo que está viviendo toda la sociedad pero prefiero centrarme en lo que puedo controlar: seguir entrenando y con mi calendario y si se suspenden las cosas, me aguanto y ya está.
- Uno de sus sueños es estar en los Juegos de Tokio. ¿Cómo marcha esa misión?
- Es un sueño que nos pusimos hace tiempo. No lo tenía en mente cuando empecé en el circuito en tenis en silla, pero se convirtió en una posibilidad real cuando me puse el 58 del mundo el año pasado, aunque ahora estoy en el puesto 66. El corte es en junio de este año y tengo varios torneos para meterme en el Top-4 nacional o en el Top-46 mundial. Ahora voy quinto y el 66 en las clasificaciones. Tengo siete u ocho torneos hasta junio y espero conseguirlo. El Comité Paralímpico sí me ha preseleccionado, me han dicho que estoy en la terna y nos ha mandado toda la documentación y los protocolos y es una locura la burbuja en la Villa Olímpica. No te puedes juntar con más deportistas, no puedes hacer turismo... Si se llegan a celebrar pueden ser unos Juegos un poco tristes sin público y con esas medidas tan grandes. No sé si se llegarán a celebrar porque un torneo con tanta gente de todo el mundo, con zonas donde no ha llegado la vacuna o hay cepas... no sé, lo veo complicado.
- En Instagram es uno de los tenistas más seguidos con 286.000 followers. ¿Se esperaba esta repercusión?
- No me lo esperaba nunca. La cuenta de Instagram me la abrí después del accidente porque iba por la calle y veía que la sociedad no sabía tratar a alguien en silla. Te miran con pena, con condescendencia... Y me dije "mira, voy a mostrar cómo es la vida en silla, que puede ser igual de alegre". Empecé a poner mi vida, vídeos de cuando voy a entrenar o cuando canto con mi mujer en el coche y empezó a subir un montón. La locura máxima fue cuando en 2020 me llama un amigo y me dice: "Oye, ¿sabes que te ha incluido Forbes en el Top-100 de influencers españoles?" Me pareció una locura estar en esa lista con gente que se dedica a ello y varios famosos. Pero el haber conseguido que la gente que ve la silla, que en general suele dar pena, se fije más en la persona, para mí ha merecido la pena. Es el mayor logro en ese sentido y lo que más contento me pone.
- ¿Cómo es la relación de los tenistas del circuito en silla con los jugadores de los torneos ATP y WTA?
- No solemos coincidir en muchos torneos pero me cuentan que nos admiran mucho y que conocen nuestras dificultades y cómo hacemos los mismos golpes pero saben las dificultades que tiene el mover la silla y golpear la bola con la raqueta a la vez. Tenemos buena relación. Roberto Bautista me ayuda mucho y cuando le pido consejo siempre está ahí para ayudarme. Rafa Nadal lleva tres años organizando en su Academia el Campeonato de España. Tommy Robredo siempre ha estado muy volcado con el tenis en silla. Feliciano López siempre está muy atento a lo que hacemos... Ellos conocen la dificultad y estamos muy unidos y sentimos mucho su apoyo.
- Además de los Juegos de Tokio, ¿qué otro sueño desea cumplir?
- El objetivo más cercano es Tokio, pero si te soy sincero a mí me haría mucha ilusión jugar un Grand Slam. A día de hoy sé que es imposible (juegan los 7 mejores del mundo más una invitación). Lo bueno que tiene el tenis es que, al contrario que otras disciplinas, no te preparas solo para los Juegos, Europeos o Mundiales. Mensualmente solemos jugar dos torneos y para mí es muy importante y ganarlos me hace mucha ilusión. Subir en el ranking también me hace mucha ilusión. Es lo bonito del tenis, que tenemos objetivos a corto plazo que te hacen mantenerte vivo y con ganas de luchar. Voy paso a paso. No me marco objetivos a largo plazo porque es ponerme presión innecesaria. Quiero jugar cada vez mejor, porque en 2020 he hecho una subida de nivel importante, llegar lo más alto que pueda en el ranking y jugar y ganar torneos, además de poder seguir jugando muchos años. Lo más importante es la salud y puedo seguir entrenando y jugando sin dolor.