Nadal esboza una sonrisa tras ganar a Delbonis a medio gas
Nadal se impuso a Delbonis en otro partido jugado a medio gas, que terminó con mejores sensaciones en el tercer set. Se enfrentará a Carreño en tercera ronda.
Está claro que a Nadal se le ha hecho un poco bola el inicio de la temporada. Como cuando alguien toma un trozo de filete y no lo logra tragarlo. Y decimos lo de bola con doble sentido, porque al balear no gustan mucho las que se están usando en esta edición del Open de Australia. "Dicen que es la misma que el año pasado, pero es totalmente distinta. Al principio es rápida, pero luego se pone pesadísima", dijo tras su victoria contra Dellien en la primera ronda, en un partido que jugó con el freno echado. Este miércoles tampoco se desbocó ante Federico Delbonis, aunque con otro sorbito de su esencia le bastó para ganar al argentino de 29 años y 76º del mundo en tres sets: 6-3, 7-6 (4) y 6-1 en 2h:30. Eso sí, no le fue tan sencillo como refleja el marcador. El segundo juego del primer parcial, por ejemplo, duró 16 minutos, y no pudo convertir 17 puntos de quiebre de los 20 que tuvo. Sea como fuere, en tercera ronda se enfrentará el sábado a un compatriota y buen amigo, Pablo Carreño, que eliminó al alemán Gojowczyk (6-4, 6-1, 1-6 y 6-4).
"Es la primera vez que juego de noche y las condiciones son más lentas. Fue un partido un partido duro, en el que perdí muchas opciones de break. En el último set tuve las mejores sensaciones de todo el encuentro", analizó Nadal tras otro partido jugado al tran tran, a la espera de mejores rivales y también, por qué no decirlo, mejores sensaciones. Quizá las tuvo en esa última manga a la que aludió al ser preguntado aún a pie de pista. Los dos primeros sets fueron más bien anodinos y sólo tuvo cierta emoción el que se resolvió en el desempate.
Con una temperatura agradable, tirando a fresquita (17 grados), Rafa intentó coger ritmo en unas condiciones nocturnas que no suelen entusiasmarle. Delbonis, que le había ganado sólo 10 juegos en sus tres anteriores enfrentamientos, se apuntó los mismos en un sólo encuentro. Otro síntoma de que Nadal todavía no está en plan imperial. Arrastra el cansancio de un final de curso y el principio del otro que se han juntado por primera vez en mucho tiempo para él sin solución de continuidad y con bastante exigencia. Así lo piensa él.