Carreño gana su cuarto título ante el cañonero Bublik
Pablo Carreño superó los 31 saques directos del kazajo Alexander Bublik para imponer su mejor tenis en la final del ATP 250 de Chengdu (China).
Pablo Carreño hizo un ejercicio sobrecogedor de precisión y paciencia para superar por 6-7 (5), 6-4 y 7-6 (3) al joven cañonero kazajo de 22 años y 76º del mundo, Alexander Bublik, y ganar en el ATP 250 de Chengdu (China) el cuarto título de su carrera. Hacía dos años que no levantaba un trofeo, desde que lo hiciera Estoril. En 2016 venció en Winston-Salem y Moscú. "Intenté centrarme en mi servicio, porque restar era muy complicado. Procuré alargar los puntos y buscar mis oportunidades, pero no era fácil", dijo Pablo, que hizo un partidazo, con muy pocos errores y un 79% de primeros. No era sencillo contrarrestar el juego de un contrincante que había colocado 94 saques directos (muchos con segundos) de camino a una final en la que sumó otros 31. Brillante el del español tras apear a Albot, Paire, Garin y Shapovalov.
Carreño no pudo poner en juego un solo resto hasta el tercer turno de saque de Bublik. Combatió el fuego con fuego, con un porcentaje altísimo de primeros servicios. A partir del 3-3 dispuso de sus opciones porque se apuntó casi todos los intercambios de más de cuatro golpes. Con 5-4 en contra, el kazajo hizo dos dobles faltas seguidas y el español tuvo dos bolas de set. No las convirtió y se llegó al desempate. Ahí le penalizó una pifia en el primer punto, que significó un minibreak y Bublik ganó el set con una bola muy fina.
Para Carreño era vital no descomponerse y seguir fiel al plan de juego, con la misión de dominar. Así lo hizo y llegó el fruto de su trabajo a medida que decayó la precisión de los cañonazos de Bublik, alumno de la escuela Kyrgios, alto (1,98), desgarbado, parlanchín, sin entrenador (le acompañó su novia) y amigo de los saques a cuchara. Mejor tenista, era cuestión de paciencia que la calidad y solidez de Pablo desde el fondo de la pista se impusieran ante el juego anárquico de su oponente. Y en estas llegó el primer quiebre del duelo para el 4-3 y saque del asturiano, que cerró el parcial con seguridad y un 96% de primeros.
Paciencia
La tercera manga comenzó con dos bolas de rotura para Carreño que no logró aprovechar. Aunque fueron buenas noticias para él, centrado e implacable en sus turnos de servicio. Sin ritmo, lo que tocaba era no fallar y tratar de intuir los misiles de Bublik, que había eliminado antes a Fritz, Johnson, Dimitrov y Harris. El set decisivo avanzó a toda velocidad hasta que en el noveno juego el gijonés presionó y acarició el punto de break. No llegó y tuvo que asegurar sus saques (sólo perdió cuatro tantos con él en todo el parcial) y jugarse el título en un segundo desempate. A cara o cruz. Arrancó de manera inmejorable para él, con doble falta de Bublik y un 4-0 muy esperanzador, y así impuso su mayor experiencia para sonreír de nuevo con una copa de sus manos. Pinta bien su final de curso. De momento, sube 24 puestos en el ranking, del 63 al 39.