Una vez dejado atrás el verano, las costumbres vuelven a lugar donde se dejaron. Garbiñe, que llevaba con el contador de victorias a cero desde el 31 de mayo en Roland Garros, volvió a ganar un partido oficial en el torneo de Wuhan (China). Su rival fue la local Peng Shuai, a quien doblegó en dos sets (3-6 y 2-6), en tan solo una hora de juego.

De esta manera, la de Caracas sale de una mala racha que la ha llevado a perder en cuatro primeras rondas consecutivas (Wimbledon, Cincinnati, US Open y Osaka) y que ha provocado su caída en picado en la clasificación WTA (actualmente ocupa el puesto 26 a casi 2.000 puntos del Top 10), aunque no presenta muchas expectativas de cara al final del año: "Tengo pocas expectativas para el resto de la temporada", dijo.

En esta espiral catastróficas desdichas, la exnúmero uno del mundo también puso punto y final a su relación profesional con su entrenador Sam Sumyk, tras su rocambolesca derrota en Wimbledon ante Beatriz Haddad Maia (brasileña de 23 años, 101ª del mundo y sin títulos en el palmarés). Ahora, quien acompaña sus pasos es Anabel Medina, que se incorporó a su equipo en Flushing Meadows, con quien reconoce llevarse "bien". "Estoy trabajando duro para volver al Top. Tengo muchas ganas", aclaró, pero, en cambio, dejó en el aire seguir ligada a la capitana española de la Davis: "quiero tener gente con la que compartir este viaje, no solo alguien que sepa de tenis. Aún no he decidido nada, estamos juntas esta última etapa de la temporada".

En segunda ronda, Garbiñe tendrá una excelente piedra de toque para medir su estado de forma: la ucraniana Elina Svitolina, número tres del mundo y que viene de repetir semifinales en Wimbledon y en el US Open. En la gira asiática buscará repetir su mejor resultado del año: la victoria final en el torneo de Monterrey. Hay tiempo y, sobre todo, "motivación" para volver a ver a la mejor Muguruza.