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TENIS

Brengle y los controles: "Era como si se derramase ácido en la piel"

En una entrevista concedida al New York Times antes de presentar su denuncia contra la ITF y la WTA, la tenista argumentó sus problemas de salud que sufre en los controles.

Madison Brengle devuelve una bola ante Jelena Ostapenko en el Miami Open de 2017.
JULIAN FINNEYAFP

La tenista estadounidense Madison Brengle ha protagionizado una de las grands noticias en el mundo del tenis esta semana después de haber presentado una demanda contra la ITF y la WTA por los daños físicos que le causaron los controles antidopaje a los que tuvo que someterse.

En una entrevista concedida al New York Times antes de presentar esta denuncia Brengle explicó que la animadversión por las agujas le viene de familia y que cuando su abuela cayó en coma después de sufrir un derrame cerebral, ella gritó cuando una enfermera le insertó una aguja en el brazo. Brengle asgura que nunca ha utilizado agujas hasta que tuvo que ser sedada para quitarle la muela del jicio con 17 años.

"Me sentía como si me cortaran el brazo. Gritaba de dolor porque no esperaba eso. Era como si se derramara ácido en la piel", comentó Brengle, que añadió que en su primer control antidopaje en el circuito, en Wimbledon 2009, el encargado del control le perdió la vena en su brazo izquierdo dos veces y que su vena colapsó al tercer intento. "Me desmaye y caí al suelo, moría de dolor".

Desde entonces, Brengle no tuvo controles... hasta el Open de Australia de 2016. Aunque lo peor fue cuando antes de Wimbledon de ese año volvió a sentir pánico y, para no repetir lo ocurrido en 2009, pidió que le scaran sangre del pie. Para que no pasase miedo, los médicos le taparon los ojos para que no viera la escena. "Cuando a una persona que tiene un ataque de pánico le amenazan con vendarle los ojos, es como si estuvieses preso en Guantánamo", confesó. Pese a ello, el pie de Brengle se hinchó y la tenista denunció estos daños aportando fotos de las heridas.

El último episodio grave de las pesadillas de Brengle con las agujas tuvo lugar en el US Open de ese año, cuando, tras un pinchazo en su brazo, se vio obligada a retirase en primera ronda y, en la actualidad, aún tiene hinchazones y quemaduras y no puede sentir sus dedos corazón, anular y meñique. "Es la prueba de que mi cuepro no está recuperado. Esto ha cambiado mi carrera y mi vida más de lo que sabéis".