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Tenis | Wimbledon

Nadal: "Cambiar mi juego sería un error"

Rafa Nadal, que este año ya ha conseguido doblegar tres veces a Novak Djokovic, afronta ahora el más difícil todavía: arrebatarle el título de Wimbledon, sobre la hierba en la que el serbio se consagró número uno el año pasado. Sobre un césped que no admite fallos.

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<b>LA VIDA EN VERDE. </b>Nadal midió los reveses cortados de Wawrinka sobre el césped. La superficie en la que jugará las dos próximas semanas.
getty

Entre la lluvia fina de Wimbledon, perros sabuesos patrullan y olisquean hasta el último rincón del distinguido All England Lawn Tennis&Croquet Club. Para entendernos: la Catedral del tenis mundial. En las remotas pistas de Aorangi Park, Del Potro y Andy Murray se lanzan trallazos sin piedad. A Murray le escruta la severa mirada de Ivan Lendl. Más arriba, el fisioterapeuta Rafael Maymó estira con tensores los hombros bruñidos de Rafael Nadal Parera, que bromea con el francés Benneteau sobre asuntillos de fútbol. Toni Nadal, tío y entrenador de Rafa, vaticina un torneo de Wimbledon "más abierto, con varios aspirantes".

Entre gotas de lluvia y sabuesos británicos, y entre Aorangi y la Pista 17, Rafael Nadal completa doble sesión con el suizo Stanislas Wawrinka, compañero del alma de un tal Federer. Y, tras torturar el delicado revés de Wawrinka, Nadal se encamina a sus compromisos de prensa en Wimbledon. Es curioso: el salvapantallas del ordenador de Neil Harman, corresponsal de tenis de The Times exhibe una espléndida foto de Harman junto a Nadal y Maymó: en Wimbledon, naturalmente.

Bellucci.

Y en Wimbledon, Rafael Nadal Parera (que debuta el martes ante el brasileño Bellucci) declara a los periodistas españoles: "Si hemos conseguido cambiar la tendencia con Djokovic es porque he seguido intentado ser mejor que el año pasado y se ha conseguido. Cosas que antes no hacía, ahora sí se hacen. No te caen del cielo, sino con trabajo y reflexión. He tenido el control de los partidos y he sido más competitivo. Pero hay que volver a adaptarse a la hierba. Y eso siempre es difícil".

Nadal, que pregunta por los pingüinos en una sala invadida por un frío húmedo ("polar", murmura Rafa), psicoanaliza su actitud ante la hierba. Ha jugado la final en sus últimas cinco participaciones en el All England, con dos títulos: "Pensar que voy a ganar otra vez el título en Wimbledon sería algo arrogante y loco. Si mi carrera se terminara ahora, ya se podría decir que he tenido una carrera muy buena, pero aquí, si no eres capaz de progresar, estás muerto. En tierra caben los errores. Aquí, todo es más loco: dos puntos mal jugados y pierdes el set. Aquí no se puede correr, especialmente en la primera semana. En la hierba has de jugar con la superficie, no contra ella: cambiar mi juego sería un error".

Nadal, abanderado español, habló también de los Juegos Olímpicos ("la competición más grande en el mundo del deporte, te permite experimentar la pasión, el verdadero espíritu"), que visitarán La Catedral, y acabó haciendo carantoñas a Nellie, la hijita de siete meses de uno de los encargados de la Sala de Prensa. Algún día, Nellie se reconocerá en los brazos del titán que resplandece en la pantalla del profesor Harman: Nadal desembarca en Wimbledon.

Más triunfos que en dura

Nadal gana el 81% de sus partidos en hierba, más que en dura (76%). Sobre tierra, la efectividad se dispara a un espectacular 93%.