Tenis | Wimbledon

Nadal barre a Nishikori y espera a Haase

Rafa no cedió ni un set ante el japonés entrenado por Bollettieri.

Kei Nishikori significa en japonés Kimono de Diamante. Pero, en la jungla de alta competición, Kei, Mejor Promesa de la ATP en 2008, es frágil, delicado. No llega al 1,80 de altura, sufre lesiones constantes: y eso que le entrena un tipo duro, nada menos que Nick Bollettieri. Old Nick, el viejo Nick, el gurú de Bradenton que, en sus años mozos, fue paracaidista en la fría y olvidada guerra de Corea

Cuando Kei Nishikori, apodado el Pequeño Príncipe, sale a la Centre Court de Wimbledon, Bollettieri, ya casi 80 años, observa desde los asientos de prensa. Frente al principito se alza algo y alguien que trae recuerdos de otro tiempo a Bollettieri. Una vez, durante su instrucción y en la misma Corea, Bollettieri contempló imágenes semejantes a esa que aguarda a Nishikori: una pieza indestructible, un guerrero con apariencia indomable, como dispuesto a morir antes que perder. El guerrero no es japonés: es Rafael Nadal.

"No va a ser fácil aunque mi chico juegue bien. Vea lo que tiene enfrente", rezonga Old Nick, que ha escrito: "Nadal aporrea la bola, la martillea, quiere imponer su imperio desde el primer juego". Eso es: Nishikori empieza 40-0 con su saque, pero tras seis minutos de estrellarse ante una pared, Kei dimite, pierde servicio y juego. Nadal ha facturado dos tremendos reveses cruzados ganadores ("a veces, la gente me tira al revés... cuando mejor lo estoy pegando"). Set y partido quedan marcados a fuego.

Y en la resplandeciente Centre Court de Wimbledon, el verdadero guerrero samurái del Código Bushido no es el principito Nishikori, el Kimono de Diamante, toda una figura en el Japón de estos tiempos. El ceñudo samurái es Nadal, el número uno, capaz de subir al Monte de los Cedros en Roland Garros y de asaltos suicidas al portaaviones Federer.

La aventura de Nishikori en Wimbledon termina tras dos horas y cinco minutos de castigo. 6-2, 6-4 y 6-4: Nadal, que sacó a 202 km/h. "No podía con el efecto topspin de las bolas de Nadal. Llegaban altísimas y bajaban de repente, tenía que pegarlas constantemente retrocediendo y en suspensión", repite Nishikori a un racimo de periodistas japoneses, que murmuran: "En nuestro país, el Código Bushido es algo de los viejos tiempos". Y Nadal, el Sol Naciente en esta Centre Court, llega ahora a Robin Haase, un cañonero holandés de gran calibre. Habrá que ver si Haase a sus 23 años, conoce el Código Bushido, el código del samurái: perder es peor que morir. Banzai.

Nadal

"Estoy contento, jugué un partido bueno y completo, partiendo de la base de que en hierba es más fácil fallar y perder ritmo. Estos primeros días, todos nos hemos resbalado en la pista. Estoy bien, al máximo de tensión y mejor que en el Queen's, pero Haase será un rival muy peligroso".

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