Rafa Nadal: "Este torneo marcará el número uno"

La Blackberry y el teléfono celular de Rafael Nadal Parera parpadean constantemente ante un comando de periodistas españoles que se aventura en la entraña acalorada de Roland Garros. La víspera del regreso de Nadal a Roland Garros es el mismo día en que un comité de expertos de L'Équipe hace oficial la elección de Nadal como "el mejor jugador en tierra batida de la Historia", por delante de Borg y Lendl: sin ningún otro español entre los 10 primeros.

Y nada de Pista Central, nada de Chatrier para el cuatricampeón del torneo: Nadal debuta ante Gianni Mina, 653 del mundo, el MiniMonfils, en el tercer turno de la Suzanne Lenglen, hacia las 15:00 horas. Allí, Verdasco abre a las 11:00 horas ante Kunitsyn. La víspera, el día de la Blackberry, Nadal se ha entrenado en el pequeño anexo Jean Bouin. Va y viene sin negar una sola petición de autógrafo. Se para, firma. Firma, avanza, se vuelve a parar. Bajo el sol ardiente, el mejor de la tierra hace crujir a Pere Riba, joven esperanza que recibe un premio demoledor: dos horas de infierno al ritmo de Rafa.

Así ha ido preparando Nadal su asalto al trono de cuatro años que se desplazó violentamente en 2009 entre los estacazos de Robin Soderling y los vendajes en la rodilla: "Perdí Roland Garros porque tenía que perder; no llegué al 100% física ni mentalmente. Este año sí estoy preparado, satisfecho. No diré favorito: pero sí soy un candidato". Y candidato a situarse en el número uno del mundo cuando el torneo expire: "Yo voy día a día pero el número uno está ahí y dependerá bastante de este torneo. Podría acabar entre el uno y el cuatro. Roland Garros marcará lo que pase en relación al número uno".

"La tierra les pertenece", titulaba L'Équipe sobre las imágenes de Nadal, Borg y Lendl. Como Borg y Lendl no están, debería ser que la tierra de Roland Garros pertenece a Nadal. Y, como aviso de la organización, Nadal ni siquiera se estrena en su pista favorita, la Philippe Chatrier. A la Lenglen, ante un francesito y con Verdasco de aperitivo caliente. ¿Hace falta más para motivar al rey de la tierra batida?