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Yabusele no pasa por el rincón de pensar

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Tres días después de su exhibición de artes marciales, Guerschon Yabusele saltó como titular con el Real Madrid al mismo escenario, el Palacio, ovacionado por parte de la grada. Esa fue la elección del club respecto al jugador más bronco en la batalla campal del pasado jueves que obligó a suspender el partido de Euroliga, uno de los mayores escándalos que se recuerdan en el basket en los últimos tiempos. No hubo sanción pública del Madrid para Yabusele. Si ha recibido, o si va a recibir, algún castigo económico de forma privada, acorde con el régimen interno, no se ha difundido. Lo que sí ha trascendido, la imagen que ha llegado este domingo a los aficionados al deporte, es que el hombre más activo en la gresca ha vuelto a jugar en la Liga ACB, como si tal cosa.

Vaya por delante que, legalmente, Chus Mateo estaba en su derecho de alinearle, porque la sanción de cinco encuentros por la pelea con el Partizán se ejecutará sólo en Europa, no tiene aplicación en los torneos nacionales. Y una vez que Mateo ha ejercido ese derecho, deportivamente es lógico que el técnico haya cargado con más minutos, más de treinta en ambos casos, a Yabusele y a Gabriel Deck, el otro sancionado, en el choque frente al Zaragoza, porque son los dos jugadores que no podrán jugar el martes en Belgrado, y que haya dado descanso a Fabien Causeur y, sobre todo, a Mario Hezonja. En ese sentido, el entrenador blanco ha hecho lo que debía, con los mimbres de los que disponía, porque seguramente la decisión de enviar a Yabusele al rincón de pensar no dependía de él, sino del propio club.

Por una cuestión de higiene deportiva, y de imagen, se hubiera entendido mejor que el francés no hubiera comparecido en este primer partido después de la bronca. El mensaje de firmeza del Real Madrid hubiera calado en el exterior, y la credibilidad del baloncesto no quedaría tan dañada por este andar de puntillas sobre un hecho bochornoso.