Y no dudé, Aitana, no dudé

“Bú”, lanzaba la cuenta oficial del Barcelona en X, por siempre Twitter, junto a una foto de Aitana Bonmatí ataviada con unos cascos, mirada concentrada y amago de sonrisa malévola. En el buen sentido de la palabra. La Balón de Oro estaba a punto de saltar al terreno de juego de Stamford Bridge vestida de corto: a calentar, a jugar, a hacer lo que mejor sabe hacer. Lo que nos gusta verla hacer. Flamante Premio Laureus a mejor deportista mujer del año, la remontada a domicilio del equipo blaugrana en las semifinales de la Champions League tras perder en Montjuïc frente al Chelsea (0-1) pasaba por sus pies...

Y en sus pies estuvo. Patri la vio merodear el área y le regaló su objeto más preciado desde que tiene uso de razón: el balón. Aitana lo acomodó con cariño, caracoleó, se perfiló y, en ese preciso momento, no dudé. Gol. La 14 del Barcelona, la del dorsal en honor a Johan Cruyff, la del estilo de juego blaugrana, batió a Hampton un disparo cruzado que quedará por siempre grabado en el archivo audiovisual de un equipo histórico al que solo le faltaba esto. Una remontada a domicilio, que culminó Rolfö tras penalti provocado por la principal protagonista de estas líneas, para meterse en su quinta final continental de los últimos seis años. Con Aitana sobre el campo, no se duda. Se celebra. Que la afición culé diga si lloró. Porque el Barça estará en San Mamés el próximo 25 de mayo. Lyon o PSG, su rival.