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Y Mbappé se fuma un puro

Por el forro de las lamentaciones se ha pasado Mbappé el ultimátum de su jefe, el emir, que le dio 15 días para renovar de una manera altanera y poco meditada. Kylian ha vuelto al trabajo como si tal cosa, sonriendo con su colega Neymar y dándole un abrazo a un azote del madridismo como Luis Enrique. Mientras la afición blanca se sigue debatiendo entre los que desean su llegada y los que están hasta el gorro de su actitud, el crack continúa con su hoja de ruta sin inmutarse. Al menos, aparentemente.

Después de un montón de sesudos artículos, vídeos analizando hasta la marca de calzoncillos que lleva y tertulias radiofónicas dándole mil vueltas a cada declaración, nos hemos plantado en mitad del verano con la sensación de que no se ha movido nada y de que lo único que tienen meridianamente claro el futbolista y su familia es que no quieren perder ni un euro. Mientras, el Madrid espera acontecimientos agazapado y con la bolsa llena de millones que irán al PSG o al futbolista, porque para las dos partes no hay pastel.

Por el medio Ancelotti sigue currando, consciente de que necesita más gol, por mucho que algunos desde dentro del club intenten negar la mayor, y esperando que Florentino sea capaz de desbloquear la situación antes de que empiece lo serio. La partida de ajedrez está siendo larga, aburrida y está condicionando la imagen que el madridismo tiene del mejor futbolista del momento. Mbappé sigue en su jaula de oro sin hacer ningún guiño público a un club que está hipotecando su futuro inmediato a su llegada. Y el madridismo empieza a preguntarse si le importa más la gloria o el dinero. Una pregunta peligrosa...