Xabi cambia con sentido


Hubo dos partidos en Anoeta: el que dinamitaron Güler y Mbappé en el primer tiempo, y el que le tocó jugar al Madrid después con un futbolista menos bajo el modo de supervivencia. Pero en ambos contextos, al margen del nivel primoroso del delantero francés, se hizo notar la mano de Xabi Alonso. La puesta en escena del Madrid, con Valverde suplente y Carvajal regresando al once como en la primera salida en Oviedo, convenció por su aire dominador, con nervio en la recuperación y la verticalidad suficiente para despedazar a un rival que necesita tiempo de diván. El equipo de Sergio Francisco todavía no tiene identidad, se ha traspapelado su respuesta defensiva y arriba resultó extraño, por mucho parón de selecciones del que veníamos, que no tirara de Kubo. La pérdida de calidad en todas sus líneas es tan evidente como su decepcionante inicio de temporada.
Ante ese panorama, la Real fue un juguete en manos de Güler y Mbappé, desbocado en sus desmarques entre central y lateral y con sus conducciones. Además, el Madrid cargó en el balón parado y solo las paradas de Remiro permitieron a los de Sergio Francisco darse una oportunidad para el desquite.
A raíz de la expulsión de Huijsen, el guion del encuentro se transformó y el Madrid tuvo que optar por la resistencia. Xabi reordenó a su equipo en 1-4-4-1, con Tchouameni como central y apoyándose en Valverde para sujetar a Barrene tras el descanso. La Real apretó, con más voluntad que ideas, y el Madrid se atrincheró como pudo bajo el liderazgo de Militao. La fisura estaba en su banda izquierda, donde los esfuerzos de Vinicius eran exiguos.
Con el bloque apurado, Xabi redobló su apuesta defensiva con las entradas de Asencio y Fran García, este último como centrocampista en el costado izquierdo. Le daba miedo la dupla de Aramburu y Kubo, además de la claridad que aportó Carlos Soler en la medular. Y terminó con tres centrales cuando llamó a filas a Alaba ante el desgaste de Güler. Con pocas piernas y un hombre menos, el partido estaba para eso. Todos los cambios de Xabi tuvieron sentido en un Madrid que aceptó de buen grado la contrariedad de la situación y levantó un muro ganador.
Lectura en el desmarque

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El movimiento letal de Mbappé entre central y lateral rompió a la Real. Con Güler como surtidor, el delantero francés se gana el espacio para hacer explotar la jugada del 0-2.
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