Vísteme despacio, que tengo prisa
Xabi, ya sé tu frase de inicio para volver el lunes al programa: “Españoles, no se os puede dejar solos” me soltó de broma una compañera el pasado miércoles. Se refería a mi ausencia de La Noche en 24 horas para acudir a los actos del 50 aniversario de la Revolución de los claveles en Lisboa y a la que se ha liado en esos días en el patio político nacional. Al regresar y pisar suelo patrio me centré en el patio deportivo para evadirme de la depresión del regreso y no sé si ha sido la mejor idea. “Quedan cinco partidos para el final del campeonato de Liga y apenas nos vamos a jugar algo más que un Joan Gamper”, le digo a modo de chanza a mi hijo Dani. Echa mano de la calculadora y me responde que nos queda luchar por el segundo puesto. Eso significa competir la Supercopa de España y sus ganancias económicas. ‘Gran consuelo’ le contesto mientras apuro el licor café en el Varela, pero a algo hay que aferrarse, acabo reflexionando.
Este final de temporada sin Champions League, sin Liga y sin Copa del Rey, parece el idóneo para planificar el futuro con paciencia. Sería conveniente recomendar aquí la histórica frase de Napoleón Bonaparte a su ayudante: “Vísteme despacio, que tengo prisa”. Ya sabemos que Xavi sigue. Solo queda saber ahora con quién. Pasta no hay, pero sí talento en la base. A Johan Cruyff le llevó tres años hacer el Dream Team. Firmo lo mismo.
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