Vísteme despacio
En Champions y en Liga, líderes. Contra la Juventus y, sobre todo, frente al Barça, habrá ocasión de demostrar que se aprende de las derrotas.

Un buen amigo, conocido atlético, me decía, enseñándome cinco dedos, que ya había hecho la temporada. A los madridistas sólo les consuela, y poco, en la contundente derrota frente al Atlético, que se haya producido al principio de curso, lo que permitirá corregir errores y encarar la temporada con humildad, siendo conscientes de que para conseguir victorias contra equipos potentes hay que jugar al cien por cien, hay que correr, presionar y sacrificarse, al menos, tanto como los rivales. El Madrid ha fichado buenos jugadores, algunos muy jóvenes, todavía sin la experiencia necesaria para contrarrestar las armas y el oficio de equipos tan “cancheros”, especialmente en su casa, como el Atleti.
Marc Márquez, uno de los más grandes campeones españoles, ha contado: “Cometí un gran error en mi carrera por regresar demasiado pronto”. Bellingham no estaba en condiciones de afrontar de inicio un partido tan exigente ni de aportar lo que el equipo necesita de él, después de una intervención quirúrgica que le ha tenido varios meses de baja, jugando sólo unos minutos tres días antes del derbi. Las reapariciones apresuradas suelen tener efectos negativos. Hay que hacer caso a Benito Pérez Galdós en uno de sus episodios nacionales: “Vísteme despacio que tengo prisa”.
En la derrota del Madrid no es excusa el arbitraje, aunque no obviaré la envidia sana de muchas personas por no haber recibido en su vida abrazos tan fuertes, tan intensos y tan largos como los que da Le Normand en el área. Esas acciones tan claras y evidentes sólo deberían acabar en penalti o en boda. Ni el Madrid va a arrasar como creían algunos antes del partido contra los colchoneros ni se va a hundir por ese bofetón que duele, pero que tiene que servir para mejorar. Recuerdo titulares tan duros como “vergonzoso”, “ridículo histórico”, “derrota humillante”, etc., después de perder en Champions, también al inicio de temporada en el Bernabéu, frente al modesto Sheriff, y en esa temporada el Madrid acabó ganando su decimocuarta Orejona frente al Liverpool en París. Así que las exageraciones y los extremismos, lejos. Después de la única derrota, en el Metropolitano, dos victorias: en Champions y en Liga, líderes. Contra la Juventus y, sobre todo, frente al Barça, habrá ocasión de demostrar que se aprende de las derrotas.
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