OPINIÓN

Vinicius reinó en un partido cumbre

Al cuarto de hora encontró la pelota, Kroos dio un recital y pronto llegó el 0-1 que atontó al Bayern.

Real Madrid's Brazilian forward #07 Vinicius Junior celebrates scoring during the UEFA Champions League semi-final first leg football match between FC Bayern Munich and Real Madrid CF on April 30, 2024 in Munich, southern Germany. (Photo by Kirill KUDRYAVTSEV / AFP)
KIRILL KUDRYAVTSEV | AFP
Alfredo Relaño
Actualizado a

Fue una gran noche europea, digna del tremendo historial de los contendientes. El Bayern y el Madrid tienen piel de Champions, se sienten firmes y motivadísimos en esta competición y soltaron un partido de poder a poder, que a ratos se inclinó hacia un lado y a ratos hacia el otro. El empate remite la solución al miércoles próximo, en un Bernabéu que se quedará pequeñísimo. Un empate que llegó con dos goles de Vinicius, los que abrieron y cerraron el marcador. El velocista atolondrado que se iba y se iba, pero luego no veía ni el pase ni el gol, se ha convertido en un finalizador sereno, que ayer liquidó perfectamente dos cara a cara con Neuer.

Su primer gol fue una maravilla. Tenía el balón Kroos cuando él, en posición de delantero centro y con el coreano Kim encima, inició una carrera hacia atrás para, de inmediato, revertir su carrera en el momento justo en que Kroos le metía el pase. Perfecta la sincronización. Kim se quedó en el camino, Neuer tardó en reaccionar y Vinicius le vacunó con serenidad de asesino profesional. El segundo, el 2-2, llegó en un penalti a Rodrygo, al que él mismo había habilitado. Vinicius fue al punto de penalti con la firmeza de los grandes. El primer plano mostró la seguridad de su mirada. Tiene trazos definitivos de jugador grande.

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El Bayern había salido en plan ‘suban-pisen-estrujen-bajen’, desencadenando una de esas tormentas que decenios atrás desmoronaban al Madrid. Pero esta vez se sintió seguro bajo el paraguas. Al cuarto de hora encontró la pelota, Kroos dio un recital y pronto llegó el 0-1 que atontó al Bayern hasta mediada la segunda mitad, cuando se desencadenó de nuevo con dos goles relampagueantes, el segundo de penalti. El estadio se incendió, pero Ancelotti lo enfrió con unos cambios que, Modric mediante, permitieron que el Madrid se reencontrara hasta ese final feliz, o feliz a medias, del 2-2. Un gran partido que se nos hizo corto. El miércoles, más.

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