Vinicius, hechos y no palabras

Después de dar una rueda de prensa impecable en territorio árabe, abriéndose en canal y reconociendo errores y ganas de mejorar, Vinicius tuvo un comportamiento extravagante y fuera de lugar en el Metropolitano. Desquiciado prácticamente desde el primer minuto, impreciso en el mano a mano y perdido en protestas absurdas, el delantero se salió del partido y ,lo que es peor, contagió a sus compañeros. Carletto se desgañitó intentando pedirle actitud y concentración, pero todos los esfuerzos resultaron inútiles.

Vini estaba en uno de esos días en los que su actitud es más propia de un niño malcriado que la de un crack capaz de desequilibrar grandes partidos. Ancelotti le dejó en el campo muy a su pesar con la esperanza de que acertara en alguna, pero fue inútil. Todos nos equivocamos y todos tenemos el derecho y casi la obligación de intentar mejorar, pero el primer paso tiene que ser el convencimiento de tener la necesidad de cambiar algo que no estás haciendo bien. Y Vinicius, a veces, da la sensación de creerse por encima del bien y del mal.

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