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Vinicius es el centro del proyecto

Vinicius forma parte de una especie en extinción para el fútbol que cualquier entrenador querría tener en su equipo. Un jugador capaz de percutir con éxito una y otra vez sobre las defensas, de hacerlo sin desmayo, sin importar si el partido está en el minuto uno o en la prórroga ni tampoco si debe irse en una loseta o con 30 metros por delante para correr. Vini es, con seguridad, el futbolista más desequilibrante del planeta, y su figura ya trasciende lo futbolístico. Encaja a la perfección en el estereotipo del héroe humilde. Salió de las favelas de Sao Gonçalo, ha sudado sangre para llegar a donde está y se mantiene a base de un calculado programa de trabajo ideado por su agente, Frederico Pena. Y aún le quedan fuerzas para abanderar causas justas, como las que defiende en su Fundación para ayudar a los niños sin recursos de su país o, también, para liderar un movimiento contra el racismo. A pesar de sufrirlo una y otra vez en España, no ha perdido la sonrisa. Sin duda, un ejemplo para pequeños y mayores.

Tras un arranque extraño volvemos a vislumbrar al verdadero Vinicius. Si Ancelotti tiene clara una cosa es que las opciones de ganar grandes títulos pasan por que las lesiones respeten al brasileño. Y si algo tiene claro el club es que Vini, por la ascendencia publicitaria que está teniendo en EE UU de la mano de Roc Nation, tiene entidad suficiente para ser el centro del nuevo proyecto. Es, junto con Bellingham, el jugador franquicia de este nuevo Madrid. Traer a Mbappé ya no es tan importante...

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