Vienen tiempos difíciles
Cuando recibes un golpe de esta magnitud, lo mejor para olvidarte de él es mirar hacia el futuro. Aunque en esta ocasión no parezca ser la mejor solución. Con el tercer intento de ascenso fallido, el club eibarrés culmina sin éxito el proyecto de ascenso que puso en marcha hace ya tres veranos. Pese a estar muy cerca de lograrlo, el objetivo se ha esfumado cuando más cerca parecía estar de cumplirse. La mayoría de los recursos puestos en ese fin se han agotado y el escenario a partir de ahora es desolador. Probablemente, la imagen de ver al Eibar envuelto en los playoffs de ascenso a Primera no se repita en mucho tiempo. Muchos jugadores harán las maletas en busca de un futuro mejor, y con la hucha vacía, confeccionar una plantilla de garantías se le antojará difícil a la dirección deportiva.
No obstante, su técnico abre un panorama esperanzador. “Empezaremos el 11 de julio con ilusiones renovadas y con bases que nos pueden ayudar a volver a pelearlo”, garantizó instantes después del varapalo recibido. Como bien cree Joseba Etxeberria, si algo ha distinguido a este Eibar de los demás equipos de la categoría, es ese espíritu de la insistencia, del que jamás se rinde. Por muchos ‘palos’ que haya recibido, la hinchada eibartarra siempre se ha levantado. Es consciente de que han podido estar ante la época dorada del club y, por ende, no se quieren desprender de ella. El reto será más difícil todavía. Con pocas fuerzas y menos recursos para completarlo. Aunque con la unión de todo un pueblo todo es posible. No es momento de abandonar el barco, ni de tirarse piedras contra tu propio tejado, sino de remar todos juntos en una misma dirección. El Eibar ya ha sido capaz de rehacerse en más de una ocasión, por lo que ahora no será diferente.
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