Viene Bellingham, esperamos a Kane

Bellingham es el primer nombre de la reforma a fondo a que se ve obligado el Madrid tras el descalabro del Etihad (más los 10 puntos en LaLiga frente al Barça) y la precipitada fuga de Benzema, en el que se confiaba para un año más y deja un agujero. Pero a la espera de resolver eso, Bellingham viene como nuevo referente de una media que fue muchos años ideal Modric-Casemiro-Kroos, chásis del equipo multicampeón. Casemiro ya se fue, Modric y Kroos van avanzando por el túnel de la treintena, en el que en algún momento caerán en el bache que Gatti llama ‘el viejazo’, en el que de un año para otro la lenta decadencia se precipita.

Previendo esto, el Madrid trajo a Camavinga y Tchouameni para, junto a Valverde, meter más fuerza en el proyecto futuro, como demanda el fútbol hoy. Fuerza más la calidad exigible en el Madrid, se entiende, algo que Camavinga ya va mostrando y a Tchouameni aún le cuesta. Bellingham es un jugador soberbio, centrocampista dinámico, de larguísmo recorrido, diestro pero no negado con la zurda y con habilidad para salir de aprietos. Más llegador que organizador, por ponerle un pero diría que no es un estratega, al menos no a la altura de Modric y Kroos. Tampoco Valverde, Camavinga y Tchouameni, pero eso puede venir con el tiempo.

Nacido en el fútbol inglés, pasó del Birmingham al Borussia Dortmund con 17 años por 30 millones, en un acierto del equipo alemán asimilable al del Madrid con Vinicius, porque lo ha disfrutado tres años y ahora lo vende por 103. Para lo que mueve el fútbol de hoy está en precio y para el Madrid es un éxito traerlo, dado que lo pretendían entre otros el City. El paso por Alemania ha sido muy bueno, porque a un chico que sale tan joven de su país se le abre la mente. Pilar de la selección inglesa, llega en una edad que permite augurarle un decenio largo como pieza fuerte en el Madrid. Ahora falta tapar el agujero de Benzema, con Kane a ser posible.