Vamos a ganar por 3-1 y con mucha luz solar
No me suelen gustar los partidos disputados bajo la luz solar (las dos ligas malditas de Tenerife se gestaron en esa condición horaria y meteorológica), pero en los Clásicos me traen buenos recuerdos. El año pasado, sin ir más lejos, el Madrid de Ancelotti jugó ante el Barça de Koeman en el Camp Nou a la misma hora de hoy (16:15) y les pasamos por encima con dos golazos de Alaba y Lucas Vázquez.
Pero evocaré otro partido en horario de toda la vida (de niño, mi Madrid jugaba casi siempre a las cuatro de la tarde en el Bernabéu). Aconteció el 25 de octubre de 2014. El Barça de Luis Enrique llegaba crecido como líder del Campeonato, con cuatro puntos de ventaja sobre los blancos. Llenazo en el santuario de La Castellana a las 18:00 horas, todavía con una luz radiante. El estadio atronó con 84.000 almas cantando el himno de la Décima a capella. Pero a los cuatro minutos Neymar nos metió el miedo en el cuerpo (0-1)... Pamplinas.
Arrancó la centrifugadora y entre Cristiano, Pepe (jamás olvidaré su cabezazo imperial tras un córner botado por Kroos) y Benzema, tras una contra celestial entre CR7, James, Isco y Karim, dibujaron una remontada gloriosa. Fue el último Clásico que mi padre pudo ver in situ en la que fue su segunda casa durante décadas. La música del Clásico la puso ese Madrid de Carletto al que le privaron de aquella Liga con tres arbitrajes infames.
Da igual. Ese espíritu es el mismo que palpo para la cita de hoy. No hay piedad por mucho que este Barça sea un equipo de Europa League. La Xavineta está en la cuneta, pero no me fío. Para los culés, esta es su Champions...