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Valverde sigue en París

El compromiso infinito del Madrid con la victoria permanece por encima de todo. No hay título que le pese, tampoco su extrema condición de favorito. El equipo de Ancelotti solventó la Supercopa de Europa como se debe hacer en los meses veraniegos. Se trató de una faena sólida, desvinculada del brillo, pero que le fue más que suficiente ante un Eintracht con la cabeza en el repaso recibido ante el Bayern en la apertura de la Bundesliga. Empezó en Courtois y acabó en Benzema, pasando por Militao, Casemiro o Vinicius, en modo imperial el central y el mediocentro. Y, cómo no, por Valverde, que ha derribado la puerta de la titularidad con la jerarquía genética de los uruguayos. En un Madrid al que le faltó juego entre líneas, que apenas pudo meter balones a la espalda de Rode y Sow, con algunas carencias tácticas en el repliegue ante las enérgicas transiciones alemanas, Valverde fue un tipo de fiar. Compensó al bloque, socorrió más de una vez a nivel posicional a Carvajal, dio amplitud y ligó a la medular con una impronta física imponente, impropia de la pretemporada. Como en París.

El ataque de prudencia que le dio al Eintracht destiñó su esencia. Fue ese equipo realmente peligroso tras robo, pero acotó su presión con un bloque medio y junto que con el paso de los minutos perdió la perspectiva del partido. En ese contexto, Valverde entendió bien cómo actuar. Su posición abierta no era tal todo el tiempo e intuyó los momentos para colocarse por detrás de la medular del Eintracht. Sus piernas originaron conducciones ingobernables como sucedió en la clara ocasión de Vinicius, mientras que su lectura del juego evitó problemas mayores cuando Carvajal estaba fuera de zona. Valverde aportó profundidad, insistencia y trabajo. Por eso su figura equilibra al Madrid y Ancelotti no está dispuesto a prescindir de ella. La Supercopa de Europa subrayó la importancia de Valverde y confirmó lo que todo el mundo sabía. El Madrid no se cansa de ganar.

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Valverde se adentra en zonas adelantadas y salta con agresividad sobre Tuta, lo que permite robar al Madrid en una situación muy ventajosa. A su poderío físico añade una comprensión innata en este tipo de jugadas.