Una hora de Rodrygo y media de Vinicius

Las expectativas en torno a Rodrygo han dado un vuelco repentino y se da por seguro que se queda. En el fondo de la cuestión está la evidencia de que tanto el Madrid como el propio jugador tenían unas expectativas de su valoración en el mercado que no se han cumplido. El Madrid aspiraba a cobrar por su traspaso 90 millones, él sólo hubiera aceptado salir a alguno de los clubes de más alto coturno. Pero se va acercando el cierre del mercado, no se vislumbra nada que se aproxime a tan altas expectativas y a la vista de ello Xabi Alonso ha decidido buscarle una utilidad: la de instrumento para espabilar a Vinicius. Y funcionó.

El domingo en Oviedo pudimos asistir a un curioso experimento: regresó Rodrygo, liberado de su posición habitual, que no natural, en la banda derecha, para alinearse en la izquierda a costa de desplazar a Vinicius al banquillo. Fue bastante llamativo ver a éste de suplente, pero la verdad es que se lo tenía merecido: lleva meses haciendo poco, mientras aprieta mucho en el asunto de la renovación. Rodrygo jugó bien, con atrevimiento, penetró, fue la mejor baza de ataque del Madrid ante la defensa cerrada del Oviedo. Jugando así, sin terreno para correr, no es tan inferior a Vinicius. Se trata de un gran extremo.

Jugó una hora. En la última media salió Vinicius, ya con 0-1 y el Oviedo más abierto. Fue otra cosa, en todos los aspectos. Abucheado antes de merecerlo, luego hizo rápidos méritos para el reproche colectivo al tiempo que resolvía el partido con su juego demoledor, de jugador extraordinario, que tradujo en una asistencia, previo robo de balón, a Mbappé, y en un gol de su propia factura. Es un jugador de otro nivel, desde luego. Ha vivido confundido desde el extravagante boicot del Madrid a la gala del Balón de Oro, que ayudó a confundirle. Ahora Xabi Alonso utiliza a Rodrygo con buen tino para recuperarle.

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