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Una foto intimidante

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Jonas Vingegaard ganó la etapa, Primoz Roglic conquistó la general, ambos cruzaron la meta de la mano, compartieron los dos primeros escalones del podio, y el Jumbo lanzó un mensaje brutal para el Tour de Francia con una fotografía que acaparó los titulares ciclistas. La imagen de Vingegaard y Roglic el pasado domingo en la cima del Plateau de Solaison, última meta del Critérium del Dauphiné, proyectaba mucho más allá del propio prestigio que supone dominar esta gran carrera por etapas. Proyectaba a los Campos Elíseos. El danés acabó segundo en el último Tour. El esloveno había hecho lo propio el año anterior. El aprendiz y el maestro han probado el mismo peldaño de París, pero con sabores diferentes. Si lo de Jonas supuso la eclosión de un joven valor, lo de Primoz mostró una dolorosa derrota. Los dos sucumbieron ante el mismo verdugo: Tadej Pogacar. El hombre a batir a partir del 1 de julio. Roglic, el tricampeón de la Vuelta a España, es el desafiante más capacitado para desbancarle. Este año, además, acude escoltado por su delfín. Otro firme aspirante. La foto.

El Dauphiné es uno de los mejores escaparates para los candidatos al Tour. Por sus carreteras suelen rodar muchos de los que luego brillarán en la Grand Boucle. Pero no es el único camino de aproximación. La Vuelta a Suiza es otra carrera de prestigio en las cercanías. Por allí tenemos estos días, entre otros, a Daniel Felipe Martínez, el líder del Ineos. Sin embargo, Pogacar no se ha inscrito ni en una, ni en la otra. Al igual que el año pasado, Tadej prefiere la Vuelta a Eslovenia para hacer patria y kilómetros. De paso evita a sus oponentes más directos. Ya habrá tiempo de batallas en el escenario de la guerra principal. Sus rivales, mientras, se tienen que conformar con enviarle mensajes a distancia, envueltos en intimidantes fotografías. Aunque dudo que le afecte. El Tour ya ha empezado.