OPINIÓN

Una Final Four a 5.700 kilómetros

Resulta que, por primera, la Final Four de la Champions será íntegramente ibérica, pero se celebrará en Ereván. Una barbaridad. Y una oportunidad perdida.

Una Final Four a 5.700 kilómetros
Juan Gutiérrez
Subdirector de polideportivo. Ha desarrollado toda su carrera en AS desde 1991. Cubrió dos Juegos Olímpicos, siete Mundiales de ciclismo y uno de esquí, 12 veces el Tour y la Vuelta, seis el Giro… En 2007 fue nombrado jefe de Más Deporte, puesto que ocupó hasta 2017, cuando ascendió a subdirector en las áreas de Motor, Baloncesto y Más Deporte.
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El fútbol sala europeo hierve en este final de año. Resulta que, por primera vez en la historia, la Final Four de la Champions será íntegramente ibérica, con la participación del Sporting y el Benfica, por Portugal, y el Barcelona y el Palma, por España. La cita, fechada del 3 al 5 de mayo de 2024, brindaba una ocasión de oro para idear una gran fiesta hispano-lusa en una sede cercana a las cuatro aficiones. Lejos de esa decisión, y lejos de la Península Ibérica, la UEFA anunció que el torneo se celebrará ¡en Armenia! En concreto, en el Karen Dermichyan Arena de Ereván. La capacidad organizativa de este país, de su capital y del pabellón están fuera de duda, pero la noticia ha sorprendido a los cuatro clasificados, que no son equipos del montón. El Barça, el Sporting y el Benfica son tres clásicos del futsal, que además pertenecen a tres históricos de fútbol. El cuarto, el Palma, es el vigente campeón de Europa.

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Las motivaciones de la UEFA apuntan a razones de índole económico y de expansión del deporte. También existen precedentes de otras sedes neutrales, Zadar en 2021 y Riga en 2022, así que en ese sentido no hay nada que oponer. Pero la designación ha indignado a los cuatro participantes, que se han unido en una carta de protesta para expresar su malestar a Laurent Morel, el director de competiciones. La misiva tiene un carácter “constructivo” y “positivo”, y no va a provocar un cambio de sede, pero sí supone un toque de atención de futuro para el organismo, una reivindicación de que los clubes tienen que ser tenidos más en cuenta. Era lógico que Mallorca no repitiera como anfitriona, ya la acogió en 2023. Dos alternativas neutrales eran Atenas y Basilea, que tampoco tienen gran tradición de fútbol sala, ni tampoco están cerca, pero al menos sí hubieran facilitado las comunicaciones. Lisboa está a 5.700 kilómetros de Ereván. Una barbaridad. Y una oportunidad perdida.

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