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Una decisión política salva a Laporta

El Barça estará en la final del domingo y podrá contar en ella con Olmo y Pau Víctor, honrados con una cautelarísima que va a desviar la polémica al ámbito político. El CSD deja en suspenso provisional una decisión que ha pasado por dos jueces, la Federación y LaLiga, abriendo la puerta para bastantes semanas a los dos jugadores. Se trata, explica, de evitar un daño irreparable al club. El daño irreparable a los que jueguen enfrente, para empezar el finalista que salga de hoy, no se considera. En definitiva, el CSD retira la soga que rodeaba el cuello de Laporta, y este lo celebró con un felicísimo corte de mangas a quien corresponda.

Se quiera o no, el Barça es ‘més que un club’. Se quiera o no, esto llega en un periodo de pleitesías del gobierno Sánchez para con Catalunya que tienen muy amostazados a grandes sectores de la población. Se quiera o no, esta benevolencia recae sobre un equipo al que hace dos años Tebas ya permitió unas inscripciones basadas en la promesa de unos ingresos que fueron humo. Y, se quiera o no, este nuevo privilegio se le ofrece al club que durante 17 años estuvo pagando al vicepresidente de los árbitros, un largo periodo en parte del cual el presidente es el mismo que tenemos ahora, el feliz saltarín cortamanguista de Yeda.

Esto que ha ocurrido da la razón a Alejandro Blanco cuando reclama el modelo italiano, un Comité Olímpico como estamento máximo, sin injerencias políticas. Escuché ayer que el CSD es un órgano independiente. Ni hablar. Su presidente lo pone y lo quita el Gobierno cuando le parece, sin más, y de hecho en esta legislatura llevamos cuatro. Y todos tuvieron buen cuidado de no molestar a Rubiales, tan grato a los ojos de Pedro Sánchez hasta que tanta cuerda larga le llevó a disparatar y nos libró de él la FIFA. Bueno, es lo que hay. Ahora mismo tenemos una norma de sostenibilidad económica que rige para todos menos para uno.