Una alternativa febril en el mediocampo
La crónica de sucesos que fue el partido de Mestalla dibujó media salvación para el Valencia y acentuó la desazón del Madrid. Puede parecer que los partidos que le quedan de Liga no tengan especial relevancia, pero las derrotas y malas sensaciones pueden llevar aparejadas consecuencias de todo tipo. Si algo de sustancia futbolística de cara al futuro tuvo la alineación de Ancelotti, fue la presencia conjunta de Tchouameni, Ceballos y Camavinga en la medular. Modric y Kroos tuvieron el descanso prometido, que habrá que ver como asumen el próximo curso, en favor de una alternativa que en ningún momento lo fue. Pese a que Tchouameni estuvo bastante mejor, aunque con alguna mancha en la frontal del área, el centro del campo blanco no pesó y quedó minimizado por el del Valencia. Con Javi Guerra a los mandos, en una tremenda aparición de este jugador en los esquemas del Valencia, el equipo che tuvo superioridad (cuatro contra tres) a través de André Almeida y los apoyos de Cavani. Asensio se metía dentro para contrarrestar, pero esa ubicación permitía las continuas llegadas liberadas de Gayà.
Por ahí perdió el Madrid el partido en el primer tiempo, todavía contrariado por la sonada derrota de Mánchester. Nunca se encontró a gusto sin balón, tampoco mucho mejor con él. Falto de profundidad, no sacó provecho de la dudosa presión del Valencia, que se impuso un autorritmo que tuvo que ir bajando con el paso de los minutos. Ancelotti le dio la vuelta al once con la entrada de Rodrygo por Camavinga en el descanso, pasando al 1-4-2-3-1 que después tuvo que deshacer de nuevo al sacar a Modric y Kroos. En el fondo nada le funcionó, como le ha pasado en toda la Liga. El futuro debe ser otro y hay jugadores que necesitan dar un paso adelante.
Nadie fija a Kluivert
El atacante del Valencia se intercala entre Tchouameni y Militao sin que ninguno referencie su posición. Terribles vigilancias del Madrid en defensa, situación que aprovecha el holandés para originar el gol de Diego López.