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Un punto que no cambia nada

Empate insuficiente y decepcionante del Real Zaragoza en otro partido menor, que, por momentos, fue un verdadero ladrillo. El equipo de Velázquez acumula su séptima jornada sin perder, pero también sigue acabar de despegar y sin elevar lo más mínimo su propuesta futbolística.

El duelo respondió a lo esperado. O a lo que pretendía el Alcorcón: fútbol áspero y de desgaste, de pelea, de picar mucha piedra. Pero con un equipo decidido, el Alcorcón, que ganó, además, todas las disputas, y otro a la espera, el Zaragoza de Velázquez. Pasados los minutos de tanteo, el Alcorcón le tomó la medida el encuentro sin producir grandes ocasiones, pero llevando siempre la iniciativa frente a un Zaragoza metido en su campo, repleto de imprecisión y que no generó una sola oportunidad de peligro en toda la primera parte. Y al que volvió a salvar otra vez Édgar Badía, providencial en un despeje de puño a centro de Quintillá que peinó Mouriño sobre su propia portería.

El Zaragoza, agitado por Mollejo, salió con otro aire tras el descanso, dio un pequeño paso adelante y hasta logró rematar por primera vez entre los tres palos en un cabezazo de Maikel Mesa a la hora de partido. Pero en vista de que nada cambiaba de verdad y el reloj ya corría a toda velocidad, Velázquez relevó a Maikel Mesa y a Iván Azón, en tarde de ausencia, por Manu Vallejo y Sergi Enrich, y se vio obligado a sustituir a Fran Gámez, con una previsible lesión muscular, por Lecoeuche. Los cambios afilaron levemente al Zaragoza, que tuvo la victoria en su mano en el minuto 77 en un centro de Manu Vallejo que remató Sergi Enrich y que, tras varios rebotes, acabó despejando Javi Pérez en la misma raya de gol alfarera. Sin embargo, todo quedó en un fogonazo suelto, sin ninguna continuidad en el área del Alcorcón.

El Zaragoza sigue lejos de ser un candidato a la promoción.