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Un partido muy a trasmano en Georgia

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Con el atosigante caso Rubiales teníamos algo perdido de foco el doble compromiso de la Selección. Nada que temer, salvo grave sorpresa, de la visita de Chipre el martes, en Granada, justamente la provincia del ya expresidente. Pero otra cosa es lo de hoy, la visita a Georgia, un equipo incómodo que alguna vez nos ha metido en apuros y que tiene en Kvaratskhelia, pareja de ataque de Osimhen en el Nápoles, donde ya algunos le llaman ‘Kvaradona’, estableciendo un lazo con Maradona, un extremo de mucho filo y gol. Compararle con Maradona resulta muy exagerado, pero con su original 77 en la espalda ha enamorado a los apasionados partenopeos.

España vuela con una derrota ante Escocia, así que una caída hoy en Tiflis podría comprometernos seriamente, ya que tendremos que visitar más adelante a la Noruega de Haaland. En casa les ganamos, pero tuvimos la gran suerte de que ese día les faltaba esa especie de ‘cyborg’ que siembra el terror en la Premier. Recordaré que estos partidos son clasificatorios para la Eurocopa y que de cada grupo pasan dos. El tercero aún podría ir según una repesca complicada en la que nos favorece ser ganadores de la Liga de Naciones. Pero si Georgia nos ganara hoy podría entrar de lleno, junto a Escocia, Noruega y nosotros en el bloque de aspirantes.

Luis De la Fuente ha pasado el penoso trance de quedar como un chaquetero ante todo el país. En pocas horas, resolución de la FIFA mediante, pasó de los aplausos a la impresentable alocución de Rubiales en aquella asamblea bochornosa al comunicado crítico. Vilda hizo lo mismo, pero a él no le sirvió renunciar a Satanás, a sus pompas y a sus obras porque antes de hacerlo le habían repudiado sus jugadoras y abandonado casi todos sus colaboradores, incluida su segunda, Montse Tomé, hoy convertida en primera. Luis de la Fuente salvó el puesto y el sueldo, pero no la imagen ante la sociedad. La duda es si su autoridad puede seguir siendo la misma.