Un número uno de ida y vuelta
Alcaraz sigue dependiendo de sí mismo para recuperar el trono mundial que le ha arrebatado Sinner, porque le vale con ganar los tres partidos de la fase de grupos o con alcanzar la final en las ATP Finals. Pero ya no puede fallar.


Jannik Sinner aseguró en vísperas del Masters 1.000 de París que el número uno ya estaba “imposible” en la presente temporada. Hizo bien en sacudirse esa presión de encima, sobre todo porque era verdad que lo tenía muy difícil, pero en ningún caso imposible. Fue una afirmación con la boca pequeña, porque los recientes movimientos de calendario que había hecho el italiano iban dirigidos precisamente a exprimir sus últimas posibilidades de recuperar el trono de la ATP. En especial, su inscripción en el ATP 500 de Viena, lo que le permitió darle un buen mordisco al ranking. Sinner añadió este domingo el título de París, por lo que ha levantado dos trofeos en apenas ocho días. No es habitual presenciar estos maratones a final del curso, cuando el cansancio hace mella a la mayoría del circuito, pero al pelirrojo no le quedaba otra si quería tener alguna opción de retomar el liderazgo mundial. Y así lo ha hecho, en una prueba irrefutable de que sí había abierto una puerta a ese imposible.
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Bien es cierto que Carlos Alcaraz ha colaborado también en despejar el escenario para su rival. Primero se borró del Masters 1.000 de Shanghái, una baja justificada por la lesión que sufrió en Tokio, y un mes después tropezó en su debut parisino ante Cameron Norrie, lo que allanaba el camino a Sinner, que este lunes saldrá de nuevo como líder del tenis masculino. No lo ha tenido fácil, pero su imponente racha bajo techo, con 26 triunfos consecutivos tras batir en la final de La Défense a Felix Auger-Aliassime, confirmaba que el desafío estaba a su alcance. Alcaraz sigue teniendo el objetivo a mano en las inminentes ATP Finals, sigue dependiendo de sí mismo, porque le vale con ganar los tres partidos de la fase de grupos o con alcanzar la final, siempre que Sinner se corone en Turín. Puede ser un número uno de ida y vuelta para Carlitos, como lo ha sido para Jannik. Pero ya no puede fallar.
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