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Metidos en la harina de remodelar la plantilla, con algunas salidas previstas y otras menos esperadas, el Madrid tiene por encima de todo un ideal que debe guiar las decisiones que se tomen: seguir rejuveneciendo el equipo. El impulso que supuso en su día la llegada de jóvenes como Vinicius, Militao o Camavinga para revitalizar al grupo debe tener ahora un nuevo empuje para seguir asentando el futuro en todas las líneas. La incorporación de Bellingham es una decisión estructural para el medio campo porque, al margen de la calidad de su juego y su buen pie con la pelota, con sus veinte años se convertiría en el relevo perfecto de Modric, que afronta, sin duda, su último año en el Madrid. Con la llegada del inglés, la transición del mítico centro del campo de los últimos años parece encauzada.

También entra juventud en la defensa con la llegada de Fran García, un canterano que vuelve para labrarse una carrera como hizo en su día Carvajal. En la delantera, los dos chavales brasileños garantizan vigor durante muchos años, pero inevitablemente va a llegar el momento de suplir a Benzema, ya sea ahora con la súper oferta saudí o dentro de unos meses si decide cumplir el año que le queda de contrato. Ahí está la clave de bóveda de la regeneración que se está llevando a cabo porque el elegido para ocupar el lugar de Karim no puede ser cualquiera. La idea de esperar por Haaland o Mbappé es comprensible, pero una vez más se correría el riesgo de dejar el ataque huérfano de gol. Si se va Karim, hay que traer un bicho obligatoriamente.