Un final decepcionante

Un final de etapa un poco apagado. El último puerto nos dejó fríos. Tanto ayer como hoy, quien menos tenía que atacar fue quien más lo probó. Me sorprendió que Vingegaard no lo probara. Y gracias a Lipowitz que les acercó, porque de lo contrario no habríamos tenido ninguna emoción. En definitiva, este año venía el danés mejor preparado y el botín que se lleva es menor. Quizás le tenga comida la moral el esloveno, y no quiera atacar para que luego le remate. Cuando esprintó, Pogacar no pudo remontarle. Antes atacó Pogacar dos veces y no tenía ninguna necesidad porque lleva cuatro etapas. Arensman era un corredor prometedor y lo está demostrando. Aprovechó el marcaje entre los dos favoritos. Pudimos ver un gran cara a cara y no lo tuvimos. Quizás por dejadez o porque no tienen fuerzas ninguno de los dos.

Este Tour lo marcaron los Pirineos, porque en los Alpes no ha habido ningunas diferencias. Visma no intentó nada por ganar la etapa. No vimos ni a Kuss ni a nadie del equipo holandés. Se ha ido muy rápido en este Tour y eso ha podido pasar factura. Un sabor descafeinado en el tramo final de Tour. Mañana no ocurrirá nada, será un día para que gane la fuga. Esperemos ver a Iván Romeo metido ahí. Nunca ha corrido tres semanas e irá justo, pero es un corredor valiente.

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