Un fatal desencuentro

La noticia era esperada pero no deja de ser muy triste. El problema no es que Karim Benzema deje la selección el día de su trigésimo quinto aniversario, que parece una edad conveniente para una retirada de este tipo, sino que lo haga sin haber tenido la carrera con la camiseta de los Bleus que se merecía. Por talento, por potencia física, por inteligencia de juego, por fuerza mental y por lo que demuestra cada día en el Madrid, Karim hubiera tenido que triunfar con Francia. Sin embargo, todo sabe a muy poco ahora. Benzema es una leyenda blanca pero no será nunca una leyenda azul. Una pena para él, para los que le quieren y para el fútbol en general. Porque el delantero se ha perdido los tres grandes momentos de la historia reciente de la selección gala.

No estuvo en la Eurocopa que se jugó en Francia, con además partidos en su ciudad natal (Lyon), y en la cual los Bleus alcanzaron la final. No fue campeón del mundo hace cuatro años y se perdió la increíble aventura de este último mes en Qatar y esta final que quedará en la historia y en el corazón de millones y millones de franceses. ¿Por qué este fatal desencuentro? Por diversas razones que tienen que ver con los errores de comunicación del propio Benzema, la obsesión de Didier Deschamps, el seleccionador, y un montón de malentendidos. La carrera de Karim es extraordinaria pero siempre quedará este pequeño lunar.