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Un ejemplo más allá del césped

Aitana Bonmatí ha llegado a la cima del fútbol a base de tesón, trabajo y un talento innato. Porque la de Sant Pere de Ribes rebosa ambición y perseverancia. Cuando Llorens le dio la alternativa en el primer equipo del Barça con solo 18 años era una jugadora enclenque. Con una calidad fuera de lo común, pero un físico con el que difícilmente podía competir en la élite. Aitana tenía un sueño y fue consciente de que solo con talento no lo iba a conseguir. Trabajó todos los aspectos que le pudieran hacer mejor: el físico, los descansos, la nutrición... años de sacrificio y disciplina, constancia y tenacidad. Llegó a la élite y se convirtió en la mejor del mundo por ese carácter indomable y una ambición que convierten para ella cada partido en el más importante. Para Aitana no existen ni los amistosos ni las pachangas, siempre sale a ganar.

Pero Aitana no es una futbolista común. Empezando por su apellido, Bonmatí, que es el de su madre. Desde pequeña, sus padres le inculcaron unos valores de lucha contra las injusticias sociales, de género y en pro de la igualdad. Ahora, desde su posición, sabe que tiene un altavoz para hacer un mundo mejor. Colabora con ACNUR y la Fundación Johan Cruyff . Una activista que levanta la voz siempre que ve una injusticia. Por eso, Aitana es mucho más que una futbolista, es un ejemplo a seguir.

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